España
¿Quiénes han sido los 'grandes' amigos en el extranjero de los presidentes españoles?
Adolfo Suárez tuvo poco tiempo para dedicarse a la política exterior. Ni sabía idiomas ni pensaba aprenderlos, y sus problemas acuciantes estaban aquí dentro. Calvo Sotelo fue un presidente más ilustrado y culto, pero no tuvo tiempo de casi nada. De hecho, Felipe González fue el primero que mantuvo una agenda internacional con la que dibujó la imagen exterior de nuestro país.
Felipe González fue -digámoslo de entrada- un estadista. Verdadero animal político, se codeó con los dinosaurios europeos de los años ochenta, artífices de una etapa decisiva de la construcción europea y del incruento reequilibrio continental con la caída del Muro de Berlín, la reunificación alemana y la liberación de los países del Pacto de Varsovia.
Felipe González acuñó una creativa e intensa amistad con el alemán Helmut Kohl, quien comenzó su largo mandato de 16 años también en 1982, relación que fue aprovechada para avanzar en la institucionalización de Europa y para implementar los fondos de cohesión que fueron decisivos en el despegue español. Jacques Delors y Bruno Kreisky fueron asimismo amigos entrañables del primer presidente socialista español.
Las 'sintonías' de González
Por el contrario, Felipe González nunca logró sintonía con Mitterrand, pese a ser correligionario suyo. En cambio, tuvo una relación correcta con Margaret Thatcher, así como con los sucesivos presidentes norteamericanos que le tocaron en suerte: Reagan, Bush padre y, en los últimos años, Clinton.
Felipe González tuvo también relaciones estrechas con los presidentes latinoamericanos socialdemócratas, en algún caso erradas: Carlos Andrés Pérez -expulsado del poder por corrupción-, Alan García, etc. fueron sus amigos.
El presidente José María Aznar de la segunda legislatura 2000-2004, tan distinto del de la primera, fue monotemático: tras el 11-S, se puso incondicionalmente a disposición del bloque anglosajón formado por Bush y Blair. No sintonizó en cambio ni con el francés Chirac ni con el alemán Schröder, que le detestaban. La perspectiva histórica dirá si se merece o no el calificativo de "estadista" que ya poseen indubitablemente Suárez y González.
José Luis Rodríguez Zapatero ha hecho todavía escasa política exterior (prácticamente ninguna en la primera legislatura). En esta segunda, parece haber descubierto ciertas afinidades con Gordon Brown y, sobre todo, con el francés Sarkozy, con quien mantiene un parecido gestual remoto.
En cualquier caso, no se le conocen a Zapatero amistades personales de índole diplomática, como la que mantuvieron por ejemplo la familia Aznar con la familia Blair. Con seguridad, esta segunda legislatura de Zapatero será propicia para estos despliegues.