España
El reclamo de protección agrícola enfrenta a los emergentes en la OMC
Dos líneas de fractura se ensancharon peligrosamente en estas batallas de pobres contra pobres.
La primera opone a países con economías fuertemente dependientes de sus exportaciones agrícolas -como Uruguay y Paraguay- a otros, encabezados por India, temerosos de que una oleada de importaciones destruya una agricultura familiar que da de comer a millones de personas.
El otro frente lo abrió el grupo Africa-Caribe-Pacífico (ACP), al amenazar con bloquear todas las negociaciones de la Ronda de Doha de la OMC si la Unión Europea (UE) firmaba un acuerdo que recorta los aranceles a las importaciones de banano de procedencia latinoamericana.
En el primer expediente, la manzana de la discordia es un denominado Mecanismo de Salvaguardia Especial (MSE), que permitiría a India y otros países subir sus aranceles en caso de fuerte crecimiento de las importaciones o de caída brusca de precios de ciertos productos agrícolas.
El MSE era cuestionado tanto por países en desarrollo como Uruguay, Paraguay, Chile y Costa Rica, como por desarrollados como Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos.
En el proyecto inicial, ya cuestionado, el MSE podía desencadenarse en caso de comprobarse un aumento del 40% de las importaciones de un producto.
Pero lo que acabó por exasperar a muchos participantes en la reunión ministerial de unos 35 países el domingo por la noche, fue el planteamiento indio -apoyado por grupos de países defensivos en el frente agrícola- de rebajar el gatillo a un 10% de aumento de las importaciones.
Esa postura veló las esperanzas de acuerdo en la Ronda, que se habían vislumbrado el viernes cuando el director de la OMC Pascal Lamy presentó propuestas para conciliar los intereses de los exportadores agrícolas del Sur y los exportadores de ítems industriales del Norte.
"Parecería que algunos miembros (de la OMC) quisieran rehacer el paquete (de Lamy), que veíamos como un puente hacia el éxito de estas negociaciones. Y quieren rehacerlo empezando por el MSE y, dentro del MSE, por tirar abajo los gatillos que estaban propuestos", afirmó el embajador uruguayo ante la OMC, Guillermo Valles.
La representante de Comercio de Estados Unidos, Susan Schwab, lamentó que "un puñado de países emergentes" comprometan el "delicado equilibrio" del paquete de Lamy.
El canciller paraguayo Rubén Ramírez Lezcano había afirmado al abrirse la reunión ministerial el lunes pasado: el MSE "no recoge las sensibilidades de países como el mío, que destina más del 70% de sus exportaciones agrícolas a otros países en desarrollo".
Los grupos que defienden el MSE alegaron en cambio en un documento que esas salvaguardias "están en el corazón de los resultados de la Ronda de Doha en materia de desarrollo, porque envuelven las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria (...) y el desarrollo rural".
El otro tema que ahora amenaza con echar todo por tierra es el de la guerra del banano.
El sábado, dos de las tres partes en conflicto llegaron a un acuerdo que prevé rebajar los derechos de aduana del banano latinoamericano en Europa de 176 a 114 euros por tonelada, en un plazo escalonado hasta 2016.
Pero los ACP, cuyos bananos están exonerados de aranceles en Europa, consideran inaceptable ese acuerdo e hicieron una contrapropuesta, pidiendo mayores plazos para adaptar su producción a la competencia.
Para mostrar su determinación, amenazaron con convertirse en los sepultureros de la Ronda de Doha, lanzada a fines de 2001.
"Bloquearemos la negociación si nuestra última contrapropuesta no es aceptada", dijo a la AFP el ministro camerunés de Comercio, Luc Magloire Mbarga Atangana, portavoz de los ACP en el asunto del banano.
Esos litigios relegaron a un segundo plano la oposición de Argentina al paquete de Lamy, por considerar que expone a sectores industriales sin compensaciones en el área agrícola. Según un diplomático argentino, nada ha cambiado hasta ahora, aunque las conversaciones prosiguen.