La rebelión contra el déficit de 2013 une a Mas con el PSOE y parte del PP
El president tacha de "irreal" el 0,7% y Andalucía tilda el reparto de "leonino", aunque lo cumplirá. Fabra pide mejor financiación en voz baja y los empresarios le instan a "subirse al carro catalán".
Apenas un suspiro duró el compromiso de todas las autonomías con el objetivo de déficit del 0,7 por ciento para 2013 firmado en la conferencia de presidentes autonómicos de esta semana. Justo el tiempo que tardaron algunos dirigentes autonómicos en volver a sus territorios. De esta manera, el año de tregua que Mariano Rajoy se congratuló de haber obtenido de las autonomías para revisar ese objetivo cara a 2014 ha quedado en agua de borrajas, porque varias de ellas piden ya que sea en 2013 cuando se les dé mayor margen de desviación.
El primero en desmarcarse, nada más volver a Barcelona, fue el presidente catalán Artur Mas. Calificó el límite que había rubricado el día anterior como "irreal" y avanzó que veía difícil poder cumplirlo. Con la campaña electoral a punto de iniciarse, condicionó en parte que la Generalitat se ajuste a él a que el Estado pague las deudas que Mas considera que tiene con Cataluña (3.140 millones por infraestructuras y transferencias pendientes). Remató su discrepancia reclamando que sea ya en 2013 cuando haya un reequilibrio entre el margen de déficit del Gobierno y el de las comunidades. El president calcula, basándose en el peso del gasto autonómico, que si este representa un tercio del total, también el margen de desviación del conjunto de autonomías debe representar un tercio del objetivo total. Es decir, un 1,5 por ciento (el doble de lo establecido) y un 3 para el Estado.
Urgencia
Un grado por debajo de Cataluña en cuanto a discrepancia con el reparto del déficit se sitúa Andalucía. José Antonio Griñán, cuya comunidad es de entre las grandes la que peor evolución presentaba hasta junio -una desviación del 1,2 por ciento frente al 1,5 previsto para todo 2012-, pidió en la Conferencia una "revisión urgente" del objetivo.
En alguna entrevista posterior, Griñán tachó de "leonina" la distribución de los límites entre Estado y autonomías. Pese a no lograr esa revisión, Griñán dejó claras dos cosas: una, que Andalucía "siempre cumple las leyes". Y dos, que "al menos está bien que conste en el documento que hemos suscrito todos que éste es un tema por tratar".
No obstante, en paralelo a esta exigencia, en la Conferencia se visualizó la división que existe dentro del PSOE en torno a cómo modificar el sistema de financiación autonómica. El Gobierno central sale convencido de que este melón se abrirá a finales de 2013 para instaurar posibles cambios en 2014. El encaje de Cataluña, que ha fracasado en su intento de negociar con el Gobierno un pacto fiscal similar al concierto vasco, ha hecho levantar la voz a la mayoría de autonomías sobre la necesidad de mejorarlo. Las diferencias internas entre los dos presidentes socialistas de Asturias, Javier Fernández, y Andalucía, no son sobre los plazos sino sobre el contenido.
Griñán defendió en la Conferencia que el sistema no equilibra de forma adecuada las diferencias de financiación por habitante entre comunidades y que tiene una corresponsabilidad fiscal reducida, como se ha visto cuando el Gobierno central ha decidido retener este año toda la recaudación extra por la subida del IVA, sin compartirla con las autonomías. Pide una revisión del actual, que prime la población total y su crecimiento por encima de su dispersión como nuevo criterio para repartir los fondos, algo en lo que coincide con las autonomías del arco mediterráneo.
Fernández, sin embargo, considera esta postura perjudicial para Asturias y apoyó la propuesta del Gobierno central para postergar los retoques a 2014. El presidente asturiano, más cercano que Griñán al secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, mantuvo con su homólogo andaluz un intenso debate en la Conferencia que permitió visualizar sus diferencias. Ambos quitaron hierro a las mismas a la salida del encuentro. Y es que, como ya se demostró en la negociación del modelo de 2009, los intereses económicos pesan tanto o más que los de partido y pueden crear alianzas atípicas, ya que de los criterios para repartir el dinero depende buena parte del presupuesto anual de cada comunidad.
Doble discurso en Valencia
En este sentido, el Gobierno valenciano, de los más perjudicados por el modelo de financiación, mantiene un doble discurso al respecto, reivindicativo en su comunidad y disciplinado frente al PP nacional y al Gobierno, por "lealtad a España", como le gusta decir a Alberto Fabra. Su amago de rebelión al conocer los "injustos" Presupuestos Generales del Estado y su petición de revisión del sistema de financiación quedaron aplacados en las reuniones populares previas a la Conferencia de Presidentes, de forma que Fabra no planteó problemas y volvió a guardar su discurso reivindicativo para consumo doméstico.
Su problema es que ya no son sólo los partidos de la oposición los que se lo recriminan, tildándolo de "gobernador civil en lugar de presidente", sino los propios empresarios. El pasado jueves, el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios, Vicente Boluda, instó a Fabra a "liderar" la reivindicación de mejor financiación, incluso "subirse al carro catalán" para forzar una pronta revisión. "Me gustaría que lo hiciera con más vehemencia, pero hay lo que hay", dijo, en referencia a Fabra.