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Irak inicia su sexto año en guerra y Bush cree todavía en la victoria



    Irak entró este jueves en su sexto año de guerra y aunque el presidente George W. Bush prometió la "victoria" a los estadounidenses en el quinto aniversario de la invasión, los iraquíes, inmersos en la violencia diaria y la miseria, no consiguen creer en sus palabras.

    El líder de Al Qaida, Osama Bin Laden, se invitó a la conmemoración pidiendo a los musulmanes que apoyen la insurrección en Irak como el mejor modo de apoyar a los palestinos.

    "El campo de batalla más próximo de la Yihad (la guerra santa) para apoyar a nuestro pueblo en Palestina es el de Irak", declaró Bin Laden en un mensaje audio difundido por Al Yazira.

    El aniversario coincidió con el llamamiento del más alto responsable de la ONU en Irak, Staffan de Mistura, a los jefes políticos iraquíes para que pongan fin a sus diferencias.

    El 2008 debe ser, según Mistura, "un año clave" para Irak. "Deben tomarse muchas decisiones para demostrar que los iraquíes avanzan", argumentó. "Los líderes políticos deben dialogar entre ellos. El tiempo pasa y es necesario concretar lo más rápido posible este diálogo", añadió el representante de la ONU.

    Hace cinco años, las primeras bombas caían sobre Bagdad, y tres semanas más tarde, lo que quedaba del ejército de Saddam Hussein era aplastado por la máquina militar más potente de la historia.

    Pero cinco años después, no se organizó ninguna manifestación para conmemorar el inicio de la intervención militar que sirvió para expulsar al dictador del poder, mientras que la gran mayoría de los 25 millones de iraquíes viven con miedo a la violencia y en situación de gran precariedad económica.

    En un discurso pronunciado el miércoles, Bush reiteró su deseo de seguir adelante con esta guerra, tremendamente impopular en Estados Unidos.

    El presidente estadounidense vinculó este conflicto a la "guerra contra el terrorismo", piedra angular de su estrategia desde los atentados de septiembre del 2001 en Nueva York y Washington.

    "Derrocar a Saddam Hussein fue la buena decisión", sostuvo Bush, proclamando una "gran victoria estratégica en la guerra más larga contra el terrorismo" y la red extremista Al Qaida.

    El presidente iraquí, Jalal Talabani, estimó el miércoles que la invasión estadounidense puso fin a una era "brutal de tortura y tiranía", y marcó "el inicio de una nueva época de esperanza y derechos democráticos".

    El primer ministro, Nuri Al Maliki, se felicitó este jueves de que la invasión estadounidense haya posibilitado "la libertad de expresión en el nuevo Irak".

    Estos cinco años de campaña militar dejaron, además, un balance de miles de muertos civiles. Por si fuera poco, el conflicto costó al menos 500.000 millones de dólares y erosionó la credibilidad de Estados Unidos en Oriente Medio.

    "Bush habla de victoria, pero para mí, sólo consiguió una cosa en Irak: la destrucción", espetó Abu Fares Al Daraji, en su comercio de la calle Saadun, en el centro de Bagdad.

    Los cálculos más prudentes hablan de un balance de 80.000 muertos, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta que las víctimas iraquíes podrían situarse entre 104.000 y 223.000 entre marzo de 2003 y marzo de 2006.

    Las fuerzas estadounidenses, que pensaban regresar rápidamente a Estados Unidos, siguen desplegadas en Irak, con un contingente de cerca de 160.000 soldados. En sus filas, hubo cerca de 4.000 fallecidos y 30.000 heridos. Y siguen siendo el blanco preferido de los grupos rebeldes.

    La violencia contra los civiles disminuyó en los últimos meses, sobre todo en Bagdad, pero la capital iraquí es todavía escenario de atentados sangrientos donde las víctimas se cuentan por decenas.

    La reactivación de la economía, preocupación principal para los iraquíes después de la seguridad, está completamente atascado, a pesar de los ingresos petroleros.