España

Los expertos advierten: el ajuste no servirá para hacer bajar la prima de riesgo española

  • Sólo la intervención del BCE relajaría el diferencial con el bono alemán


Si alguien esperaba que el ajuste aprobado el pasado viernes por el Consejo de Ministros -considerado como el mayor jamás aplicado en democracia- iba servir para relajar de una vez por todas la prima de riesgo española, ayer debió de sufrir un auténtico desengaño. Los inversores, tras disponer de un fin de semana entero para analizar detenidamente las medidas, han decidido dar una nueva vuelta de tuerca a la presión que aplican sobre nuestra deuda, elevando el diferencial con el bono alemán a 558 puntos básicos, un nivel difícilmente sostenible durante demasiado tiempo y que hace pensar en un inminente rescate completo -o "a la griega"- de nuestra economía.

Los expertos consultados por elEconomista, sin embargo, aseguran que esa reacción de los mercados era predecible. Incluso el propio Gobierno, en el mismo momento en que anunciaba las medidas, era consciente de que las mismas apenas iban a tener efecto sobre el precio de nuestra deuda.

Si esto es así, cabría preguntarse por qué Rajoy habría decidido inmolarse políticamente, aplicando un ajuste de 65.000 millones de euros, que no alivia las tensiones y que, sin embargo, está despertando un rechazo social que amenaza con tener unas consecuencias nefastas para la futura acción de gobierno del PP. Dos serían las razones, según señalan estos mismos expertos. La primera es que no quedaba más remedio. Con intervención o sin ella, esté la prima de riesgo en 558 puntos básicos o 300 puntos por debajo, nuestro país no puede irse este año a un déficit público del 7% o más, que se sumaría a los fuertes desequilibrios que arrastran las cuentas públicas desde hace ya varios ejercicios. Las consecuencias para el futuro serían demoledoras.

En este sentido, las medidas anunciadas el viernes tendrán un efecto positivo sobre los números rojos de la administración, aunque tampoco aborden el núcleo del problema, que lo constituyen las comunidades autónomas. Porque el Ejecutivo ha metido la tijera en las cuentas de la administración central y los ayuntamientos, pero no en las de las comunidades, que son las responsables de una parte muy importante de nuestros desequilibrios. Rajoy no tiene potestad para ello. Así que el tema de la hiperestructura de las regiones, creada en los tiempos de bonanza con unos niveles de ingresos que ya nunca más volverán a darse, sigue sin abordarse y chirriando a los inversores y las agencias de rating.

La pelota está en el lado de Europa

La segunda razón para explicar la conveniencia del ajuste es más sutil. El Gobierno ha decidido hacer todo lo que Bruselas y Alemania le reclaman, para cargarse de razón ante una inminente negociación en la que, a no tardar mucho, los socios europeos deberán decidir un cambio de estrategia para salvar la moneda única. Un cambio que, según los expertos, sólo tiene una dirección: Alemania deberá dejar actuar al BCE para que compre deuda de los países amenazados.

Nuestro país ya ha subido el IVA -una cuestión que obsesionaba a los técnicos de la Comisión Europea- recortado la prestación por desempleo -aunque en menor medida de lo que hubiera querido el FMI- y rebajado el sueldo de los funcionarios, hasta el punto de que éstos se han lanzado a la calle a protestar. Ahora la pelota ya no está en nuestro tejado. España ha cumplido con su parte y es Europa -y en especial Alemania- la que debe avanzar de verdad hacia la unión fiscal y bancaria. Un proceso que cada vez que da signos reales de producirse, como ocurrió en la última cumbre Bruselas, sí ha hecho caer en casi cien puntos la prima de riesgo.