España
El Análisis | Rubalcaba-Zapatero: poli bueno VS poli malo
Esta mañana, en la reunión de la Ejecutiva del PSOE, Rubalcaba le ha dicho al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que él no hubiera hecho así la reforma de la Constitución para fijar una disciplina de déficit, sino que lo hubiera consultado antes con la dirección del partido. Es la primera vez que un miembro del partido socialista se enfrenta de forma pública y ostensible al todavía presidente del Gobierno, además de secretario general.
De algún modo, ZP y Rubalcaba se han repartido los papeles, y en tanto aquél ha actuado como 'poli' malo ante la clientela más izquierdista y más enfadada con la reforma, Rubalcaba desempeña del rol del 'poli' bueno. A margen de que el candidato socialista no tenga más remedio que tragarse los sapos y aceptar una reforma que, bien explicada y bien planteada, hubiera resultado mucho menos dañina para su formación.
"Un tiro en el pie de Rubalcaba"
No tendría nada de extraño que este exabrupto, que afecta sobre todo a las formas (en el fondo de la cuestión, Rubalcaba ya ha explicado su acuerdo con la reforma), estuviera pactado con Zapatero desde aquella conversación dominical en que el presidente del Ejecutivo comunicó al candidato su acuerdo con Rajoy. Un acuerdo que era, evidentemente, un tiro en el pie de Rubalcaba, ya que éste, siendo vicepresidente del Gobierno, rechazó en todos los tonos la pretensión de Rajoy de que se pusiera en marcha la reforma constitucional, que desde hace tiempo está siendo postulada por Angela Merkel.
Para intentar minimizar el daño infligido, Rubalcaba tenía que hacer algunos gestos, y ha hecho dos en concreto: en primer lugar, lanzar la tesis de que gracias a él la reforma no incluye límites matemáticos al déficit, como al parecer estaba inicialmente planteado y como ha hecho Alemania en su reforma. Ya se sabe que el PP niega esta paternidad, y afirma que todas las negociaciones clave se han hecho directamente entre ZP y Rajoy.
Y en segundo lugar, criticar el procedimiento utilizado por Zapatero, que efectivamente ha sido impropio, chapucero y personalista, al menos desde el punto de vista de quien se tendrá que batir el cobre el 20-N para tratar de evitar una catástrofe socialista.