Energía
Bruselas, salpicada por el proyecto de la planta nuclear pagada por Rusia
- La CE facilitó a Hungría la solución para cerrar la investigación
- Moscú entregó 10.000 millones al Gobierno húngaro para financiarla
Jorge Valero
Las estrechas conexiones del polémico comisario alemán Günter Oettinger con lobistas, el peso del dinero ruso en Europa del Este, la influencia del populista primer ministro húngaro Viktor Orban en la agenda europea y la falta de transparencia de la Comisión Europea convergen en el proyecto de expansión de la central nuclear húngara de Paks II.
Según ha podido saber elEconomista, la Comisión estaba preparada para ofrecer en bandeja de plata la solución para cerrar un procedimiento de infracción a Hungría, abierto por la misma institución a la expansión de 12.000 millones de euros, debido a que Budapest no respetó las normas comunitarias de licitaciones públicas. En enero de 2014, el Gobierno húngaro y Rosatom llegaron a un acuerdo por el que la firma rusa se quedaba la construcción. La razón fue el ventajoso préstamos de 10.000 millones de euros que Moscú entregó a cambio al Gobierno húngaro para financiar la planta.
Budapest otorgó el megaproyecto sin convocar un concurso público y transparente, tal y como exigen las normas comunitarias. Por ello, abrió un proceso de infracción en noviembre de 2015. Budapest intentó ganarse el aprobado de las autoridades comunitarias con dos argumentos diferentes.
Primero esgrimió que se trataba de un tratado internacional, por lo que podía esquivar el concurso. Tras el rechazo de Bruselas a la primera intentona, el Ejecutivo de Orban señaló por carta a principios de febrero de 2016 que el cumplimiento de los requerimientos de combustible fijados por Euratom forzó la elección del reactor. Pocos días después, el secretario de Estado húngaro Balazs Sonkodi se reunió el 19 de febrero en Bruselas con Dominique Ristori, director general de Energía (el cargo más alto entre los funcionarios en este dossier). Ristori comunicó al húngaro que su ultima excusa para entregar a dedo el proyecto tampoco era válida, porque es la tecnología la que determina el combustible nuclear.
Exclusividad técnica
No obstante, y según notas internas a las que ha tenido acceso elEconomista, el director general estaba preparado para recordar el caso de la central nuclear de Flamanville, en la que las autoridades francesas otorgaron a Areva la construcción sin convocar un concurso público. La razón, según recordó la Comisión, fue la utilización de la exención de la "exclusividad técnica". Esta cláusula permite dar un contracto directamente a una compañía cuando, por razones técnicas, el proyecto puede ser ejecutado solo por una compañía. Esta excepción, desconocida hasta entonces por Budapest, fue la que finalmente utilizó el Gobierno húngaro, que consiguió que Bruselas cerrara el procedimiento de infracción el pasado noviembre.
La utilización de esta cláusula salta más a la vista porque inicialmente el Gobierno húngaro había contemplado la utilización de hasta cinco modelos diferentes para la expansión de Paks, según incluyó en el borrador del proyecto en 2012. El único requerimiento técnico que exigieron las autoridades húngaras fue que la planta se refrigerara con un sistema de agua fresca.
Sospechas en la elección
A pesar de toda la controversia en torno al proyecto, la Comisión no consultó con otros fabricantes durante la investigación para comprobar su capacidad de atender a las demandas de Budapest. Una portavoz de la institución indicó que no es el procedimiento estándar en estos casos, ya que el Ejecutivo comunitario acude solo al conocimiento de sus propios técnicos.
Las sospechas en torno a Paks II aumentaron al conocerse que, tres meses después de la reunión entre Ristori y Sonkodi, el comisario Oettinger, conocedor del proyecto por haber llevado la cartera de Energía entre 2010 y 2014, viajó a Budapest para reunirse con Orban. Y lo hizo en el jet privado del lobista Klaus Mangold, que asesora a Orban en el proyecto de Paks II.
En agosto, el Ejecutivo comunitario tomó la decisión de cerrar la investigación, que anunciaría en noviembre, como se lo comunicó a las partes que denunciaron el caso: Greenpeace y el eurodiputado húngaro de los Verdes Benedek Jávor. "Las centrales nucleares no son bienes prefabricados, siempre se modifican para ajustarse a los requerimientos del lugar y el marco regulatorio específico nacional, por lo que utilizar la excepción de la exclusividad técnica significa que la Comisión confió en un argumento falso sin hablar con los actores relevantes del mercado", explica Jávor.
?La decisión de Hungría de asignar el contrato de Paks II a Rosatom no fue tomada en base a razones técnicas o de seguridad, sino porque el gobierno ruso estaba dispuesto a apoyarlo con un préstamo?, advirtió Greenpeace en una carta enviada a la Comisión el pasado agosto.
Sin información
El Ejecutivo comunitario protege con celo los detalles de este caso al argumentar que los procedimientos de infracción no son públicos. Tampoco quiere desvelar la fecha concreta en la que Budapest comunicó el argumento de la exclusividad técnica.
La portavoz comunitaria para Energía, Anna-Kaisa Itkonen, confirma la reunión entre Ristori y Sonkodi. Explica que fue parte ?de un diálogo más amplio para asegurar el cumplimiento total y la transposición adecuada de la legislación europea, incluida la de Euratom, al marco legal húngaro?. El gesto de la Comisión en febrero, y el cierre final del procedimiento de infracción, llegó como un regalo para Orban, justo cuando el líder húngaro se había convertido en el mayor crítico al sistema de reparto de refugiados armado por Bruselas, y respaldado por la canciller alemana Angela Merkel.
Personas conocedoras del caso opinan que el visto bueno de Bruselas, que salpica al comisario de Merkel, pudo servir como gesto para apaciguar las embestidas de Orban en un momento político complicado. Precisamente la gestión de la llegada masiva de refugiados al país es el flanco débil de la canciller germana de cara a las próximas elecciones de septiembre.