Energía

Las plataformas flotantes, solución para los hidrocarburos en alta mar



    El petróleo comenzó a producirse desde ubicaciones offshore a finales de los años cuarenta. Originalmente, todas las plataformas petroleras se asentaban en el fondo del mar pero, en la década de los setenta, la exploración empezó a trasladarse a aguas más profundas y a lugares más distantes, comenzando a utilizarse los sistemas flotantes de producción.

    Bautizados como Floating Production, Storage and Offloading Units (FPSO, por sus siglas en inglés) son grandes barcos o unidades flotantes utilizados por la industria de petróleo y gas en dichas ubicaciones para el procesamiento y almacenamiento de petróleo hasta el momento de su descarga en un buque o, con menor frecuencia, su transporte a través de una tubería.

    Los FPSO se usan generalmente en las regiones fronterizas en alta mar, ya que son fáciles de instalar y no requieren una infraestructura local de oleoductos para exportar petróleo. El hecho de poder eliminar la necesidad de construir costosos oleoductos de larga distancia desde la planta de procesamiento a un terminal de tierra, puede ser una solución económicamente atractiva para los campos petroleros más pequeños que pueden ser agotados en unos pocos años y no justifican el gasto de la instalación de una tubería. Además, una vez que el campo está agotado, el FPSO se puede mover a una nueva ubicación.

    Las mayores plataformas FPSO tienen capacidad para procesar alrededor de 200.000 barriles de petróleo por día, con una producción asociada de gas de, aproximadamente, dos millones de metros cúbicos diarios.

    Estas unidades flotantes, en general, tienen algún elemento que las vincula al fondo marino para mantener su posición, pero es creciente el desarrollo de FPSOs con posicionamiento dinámico (DP FPSO, por sus siglas en inglés). En estos casos, no utilizan anclas para fijar su posición, sino que un sistema de varios motores y sensores de GPS coordinados los mantienen absolutamente fijos en su posición a salvo del oleaje, las corrientes y el viento.

    Las FPSO pueden ser embarcaciones nuevas, construidas especialmente para un proyecto concreto o proceder de la transformación de un petrolero. En la actualidad, dos tercios de las FPSO en operación proceden de conversiones de este tipo.

    En primer lugar, por el coste. Se estima que una conversión cuesta 10 veces menos que la alternativa de una nueva construcción. Además, los plazos de ejecución son muy inferiores, lo que implica una mayor celeridad en la entrada en explotación del yacimiento.

    Funcionamiento de una FPSO

    Las plataformas flotantes FPSO se caracterizan porque llevan incorporadas una planta de procesamiento en la cubierta, cuya finalidad es la separación y tratamiento de los diferentes 30 fluidos presentes en el petróleo en un yacimiento marino.

    El dimensionamiento de la planta responde a parámetros propios de esta tecnología, que vienen definidos por las características del yacimiento y, por tanto, de variables externas como la composición porcentual, propiedades de los elementos presentes en el fluido, vida esperada del yacimiento, presión y temperatura del fluido, necesidades de inyección.

    Pero en estos barcos no sólo se procesan los hidrocarburos producidos, sino que, una vez separado del agua y del gas, tal y como hemos comentado, el petróleo es almacenado en los tanques del propio barco por un tiempo determinado. Esto les confiere grandes ventajas sobre cualquier otra alternativa cuando se trata de explotar yacimientos en aguas profundas, de ahí que los FPSO sean la mejor opción en este tipo de aguas al poseer el mayor ratio efectividad/coste de todas las disponibles.

    Una vez almacenado, el petróleo es transferido a un buque cisterna cada cierto tiempo. El buque cisterna es un buque petrolero que atraca en la popa de la FPSO para recibir el petróleo almacenado en los tanques y transportarlo a tierra. El gas comprimido es enviado a tierra a través de gasoductos y/o reinyectado en el depósito.

    Cidade de Sao Paulo

    A finales de 2012 había alrededor de 150 barcos flotantes operando por todo el mundo. Una de las grandes petroleras que está utilizando este tipo de plataformas es Repsol. La empresa española, a través de su filial brasileña Repsol-Sinopec, iniciaba a principios de año la explotación del pozo Guará-1, perteneciente al campo de Sapinhoá, a 310 kilómetros de la costa de Río de Janeiro, en Brasil.

    El yacimiento se encuentra en una región pre-salina que se extiende 800 kilómetros a lo largo de la costa del país carioca y posee grandes depósitos debajo de la capa de sal. Estos depósitos están situados a unos 3.000 metros bajo la superficie del océano y entre 3.000 y 5.000 metros bajo el lecho marino.

    Con el objetivo de llevar a cabo la producción del petróleo, el consorcio creado para la ejecución de este proyecto, formado por Repsol-Sinopec (25 por ciento), Petrobras (45 por ciento) y BG Group (30 por ciento), firmó un acuerdo con el consorcio Schahin/Modec para alquilar y operar un barco del tipo FPSO en el campo petrolífero de Sapinhoá por un período de 20 años. Para ello el buque Radiant Jewel de tipo VLCC (Very Large Crude Carrier) fue convertido en el FPSO Cidade de Sao Paulo MV23 para su uso en dicho campo.

    Anclado a una profundidad de 2.140 metros, el barco tiene capacidad para procesar unos 120.000 barriles de petróleo y 5 millones de m3 de gas diariamente, así como una capacidad de almacenamiento de 1,6 millones barriles de petróleo.

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