Energía

Iberdrola consigue reducir los residuos radiactivos un 80%

  • La iniciativa comenzó en 2009 tras lograr un contrato de 30 millones
Foto: archivo


Iberdrola ha completado con éxito las pruebas finales de su sistema para el tratamiento de residuos nucleares, que se basa en tecnología de plasma para incinerar y reducir los residuos hasta un 80%, aumentando la vida útil de las centrales de almacenamiento además de la seguridad radiactiva.

El recién terminado proyecto de I+D ha sido llevado a cabo por un equipo de ingenieros de la española Iberdrola y la belga Belgoprocess. La iniciativa comenzó su desarrollo en 2009, tras obtener un contrato por valor de 30 millones de euros, y será instalada en la central nuclear de Kozloduy, situada a 200 kilómetros de la capital de Bulgaria, cuando terminen los trámites burocráticos necesarios. El proyecto cuenta con la financiación del Banco Europeo de Reconstrucción.

Pruebas secretas

La investigación y pruebas realizadas se han mantenido ocultas hasta el momento debido al alto riesgo de secreto industrial que comporta, para evitar que los detalles técnicos se filtraran y otras compañías copiaran su diseño.

El sistema desarrollado se basa en una tecnología ya inventada por la compañía Europlasma Inertam, que es adaptada a la incineración de residuos radiactivos. Precisamente ésa es la clave y a la vez la patente del proyecto, la antorcha capaz de conseguir quemar los desechos nucleares.

El proceso dura tan sólo 4 horas, durante las cuales los residuos se introducen en un horno cuya elevadísima temperatura consigue aumentar la de los desperdicios hasta los 5.000 grados centígrados, gracias a un calentador de plasma, que consigue condensarlos en una masa equivalente al 20% de la cantidad inicial de desechos. El resultado es el residuo viscoso que se ve en la fotografía, de aspecto semejante a la lava, que se vitrifica en sólido al enfriarse.

El plasma es el cuarto estado de la materia, al que se llega sometiendo a diversos elementos químicos a altas temperaturas y condiciones especiales de presión. Este estado tiene la particularidad de generar gas ionizado; es decir, que los átomos de la materia cambian su estructura para convertirse en iones. El resultado es una llama que genera un calor suficiente para, por ejemplo, evaporar al contacto planchas de acero de varios centímetros de espesor. De hecho, es la tecnología que se utilizaría si se lograra reproducir el proceso de la fusión nuclear, que se considera como la energía renovable del futuro.