Energía

La industria catalana ahorrará 500 millones en costes por emisiones si se enchufa a la luz

Vista aérea del complejo petroquímico de Tarragona. EE

Antonio Martos Villar

La adopción de tecnologías eléctricas mejorará la competitividad del sector industrial catalán, reduciendo sus costes y su consumo gracias a la mayor eficiencia energética de los procesos.

Un estudio de Deloitte para Aelec, la patronal de las grandes eléctricas (Iberdrola, Endesa y EDP), revela que las industrias que operan en la comunicad autónoma tienen un potencial para reducir los costes asociados a la penalización por emisiones de efecto invernadero de hasta 500 millones de euros en 2030 con la eliminación progresiva de los derechos actuales. El cálculo de la consultora se basa en las emisiones de 2022, considerando un coste medio proyectado de 135 euros por tonelada equivalente de CO2 y unas emisiones industriales penalizadas de cuatro millones de toneladas equivalentes de CO2 -asignación de derechos por subindustria especificado en el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono.

Según el informe, los principales sectores, con excepción del cementero, tienen un potencial de electrificación técnico alcanzable en el corto plazo igual o superior al 85% con tecnologías ya maduras. Una de las ventajas de la electrificación que destaca el estudio es la de mayor estabilidad de precios de la energía (y, por tanto, de costes) a través de contratos de suministro renovable con precios fijos a largo plazo, lo que en la jerga se conoce como PPA (Power Purchase Agreement en inglés). Según Deloitte, el gas natural ha triplicado su volatilidad entre 2001 y 2024. La consultora también asegura que la mayoría de las principales industrias catalanas presenta un potencial de reducción de su consumo energético cercano o superior al 10%, asociado a la electrificación de procesos térmicos en el medio plazo.

La industria catalana destinó 4.800 millones de euros al consumo de energía en 2022, por lo que desde la patronal instan a transformar los sectores con mayor consumo, empanzado así la descarbonización por el químico, seguido del cementero, el papelero y el de automoción. En el caso concreto de la industria química, existe la oportunidad de alcanzar un alto grado de electrificación en el corto plazo, hasta el 88%. Gran parte de la energía en la industria química se destina al enfriado y generación de vapor, por lo que podría usar tecnologías ya disponibles comercialmente. La propia Generalitat ha manifestado su intención de priorizar la descarbonización del polo petroquímico de Tarragona.

Por su parte, la industria alimentaria es técnicamente electrificable al 100% en el corto plazo, según el documento, dado que requiere principalmente de procesos térmicos con temperaturas no superiores a los 400?grados centígrados. Lo mismo ocurre con las papeleras, dado que sus necesidades térmicas se concentran en la generación de vapor y procesos de secado. Sin embargo, presenta un bajo nivel de electrificación actual por su alta dependencia de la biomasa y el gas natural.

Empresas como Alier han recibido ayudas (4,8 millones de euros) de la línea 1 del PERTE de descarbonización para el proyecto de transformación de su complejo de Rosselló (Lleida). De su lado, el automóvil tiene la posibilidad de adoptar tecnologías de resistencia e inducción y alcanzar la electrificación en procesos como el tratado térmico. Seat está realizando inversiones y ha recibido ayudas tanto de la Generalitat como del Gobierno central para descarbonizar su planta en Martorell (Barcelona) apostando por las renovables.

En el lado opuesto, en una primera fase, no existe la posibilidad de electrificar procesos clave de la producción del cemento debido a las altas temperaturas necesarias para tratar las arcillas y calizas. No obstante, en el medio plazo, el uso de hornos de resistencia permitiría electrificar procesos como la precalcinación y el precalentado previos a la producción de Clinker. Cemex se ha marcado, bajo su estrategia de acción climática, un objetivo de alcanzar el 65% en el consumo de electricidad 'limpia' en 2030.

Desde Deloitte tienen clara cuál es la receta para que Cataluña pueda alcanzar un posicionamiento estratégico en el proceso de transición energética. La consultora considera que se deben llevar a acabo varias acciones de manera coordinada. Las recomendaciones incluyen mecanismos de ayudas y financiación para fomentar inversiones en descarbonización, agilizar los procedimientos para el despliegue de energías renovables, integrar soluciones de almacenamiento y modernizar la red eléctrica.

La Prospectiva Energética de Catalunya 2050 (PROENCAT) guía la transición energética de la autonomía hacia la neutralidad climática y proyecta una disminución del 30,3% en el consumo de energía final entre 2017 y 2050, con énfasis en sectores como el transporte y el doméstico. También prevé la incorporación de 12 gigavatios (GW) de renovables para 2030 y casi 62 GW para 2050, con una inversión estimada de 51.511 millones de euros.