España y otros seis países piden a Bruselas excluir el hidrógeno rosa de la directiva de renovables
- La carta liderada por España y Alemania alerta de las consecuencias para los objetivos climáticos
- Pide un mecanismo de trazabilidad para evitar el 'greenwashing'
Lidia Montes
Bruselas,
La calificación de verde continúa suscitando divergencias en la UE entre los más puristas y los partidarios de conferir mayor flexibilidad. En este caso, han sido España y otros seis países los que han remitido una carta a la Comisión Europea en la que solicita que no se amparen bajo esta etiqueta el hidrógeno producido con energía nuclear o hidrógeno rosa.
En el escrito, liderado por España y Alemania, los países argumentan que tal consideración "reduciría la ambición y ralentizaría el desarrollo de renovables", lo que a su vez podría poner en "peligro la consecución de objetivos climáticos, incluido el Acuerdo de París".
En concreto la carta remitida a la comisaria de Energía, Kadri Simson, y al vicepresidente del Ejecutivo comunitario, Frans Timmermans se refiere al hidrógeno bajo en carbono, que se produce con energía nuclear, y a los combustibles de origen renovable no biológico. Los países inciden en que su "posición no ha cambiado" y reiteran que no deben ser incentivados a través de la directiva sobre la promoción de energías renovables".
Así los siete Estados miembro han manifestado su "clara oposición a vincular los combustibles bajos en carbono y dichos objetivos en virtud del artículo 8 bis de la Directiva sobre el gas". En este sentido, el escrito advierte de que "contabilizar la energía baja en carbono en los objetivos de renovables reduciría nuestros esfuerzos climáticos y ralentizaría la inversión en la tan necesaria capacidad renovable adicional".
Los países han instado a establecer un "marco normativo claro" en la revisión del reglamento y la directiva sobre el gas, considerando que "el hidrógeno bajo en carbono y los combustibles bajos en carbono pueden desempeñar un papel en algunos Estados miembros, se necesita un marco normativo claro para ellos".
Una revisión en la que se solicita que se establezca un comparador de combustibles fósiles "creíble" y unos objetivos de reducción del ciclo de vida de gases efecto invernadero" así como un mecanismo "de trazabilidad y transparencia robusto para evitar el 'greenwashing'".
El escrito tiene un marco claro y es que trata de dar respuesta a otra misiva liderada por Francia y respaldada por otros ocho Estados miembro que solicitan justo lo contrario: que el hidrógeno producido a través de nuclear se ampare en la directiva de renovables.
En cualquier caso, todo ello tiene su raíz en la propuesta de la Comisión Europea del pasado febrero, que plantea considerar "totalmente renovable" la producción de hidrógeno a partir de tecnologías fósiles si así genera un 70% menos de emisiones de gases de efecto invernadero que el gas natural fósil en todo su ciclo de vida.
Frente a esta postura que España y los otros seis países consideran que las renovables "no sustituirán a otras formas de energía bajas en carbono", y en su lugar, argumentan, "desplazará la energía fósil en estos sectores".