La trama del Watergate en Madrid: A torta limpia por Caja Madrid
¿Se puede organizar una red de espionaje al más alto nivel, conseguir matriculas o billetes de avión y seguir a altos cargos políticos en viajes al extranjero sin la colaboración interna de la Policía Nacional o de la Guardia Civil? Todos los agentes de la seguridad del Estado consultados por este periódico coinciden en la misma idea: resultaría prácticamente imposible. El espionaje al más alto nivel ha desencadenado una nueva batalla entre el Ayuntamiento y la Comunidad.
Las sospechas sobre el entramado creado en la Comunidad de Madrid que en los últimos meses ha seguido de cerca los pasos, entre otros, del vicepresidente del Gobierno autonómico, Ignacio González; el ex consejero de Justicia e Interior, Alfredo Prada; el vicealcalde de la capital, Manuel Cobo, y el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, apuntan así cada vez más alto.
"Hay información que ha tenido que salir forzosamente de los ficheros internos de la Policía o de la Guardia Civil. Es posible que hubiera gente desde dentro pasando esa información a detectives externos a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado", han explica a este periódico fuentes internas de la Benemérita.
"Alguien muy poderoso"
"No sé quién está detrás, pero debe de ser alguien muy poderoso", aseguró ayer Francisco Granados, máximo responsable de Interior en Madrid. "Desde la consejería de Interior, ni se ha montado una red de espionaje para seguir a nadie, ni tenemos el menor interés en saber a qué hora sale de su casa Manolo Cobo, ni con quién come Alfredo Prada... Ni mucho menos en seguir al vicepresidente de la Comunidad hasta Cartagena de Indias o Sudáfrica", insistió ayer en declaraciones a Onda Cero. Aunque Granados no dijo nada al respecto, el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, ha apuntado ya directamente al Ministerio del Interior.
Recursos ilimitados
El espionaje a éste último es lo que marca, sin duda, la diferencia por la sofisticación y cantidad de medios utilizados. Los presuntos espías le grabaron con cámaras ocultas y le hicieron fotos en marzo de 2008 durante un viaje a Johanesburgo (Sudáfrica) y en otro, en agosto, a Cartagena de Indias (Colombia).
El problema es que, cuando se estaba discutiendo todavía el seguimiento a González, el miércoles se conocía también que la trama de espías había seguido a Manuel Cobo, vicealcalde de la capital y mano derecha de Alberto Ruíz-Gallardón.
Prada y Blesa
El caso llegó, sin embargo, a su máximo nivel el jueves cuando se supo que había otras dos personas sometidas a espionaje: Alfredo Prada, antiguo consejero de Interior, que apoyó a Mariano Rajoy tras las elecciones y que fue destituido por Aguirre, y, sobre todo, Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid. Estos dos espionajes podrían explicar no sólo la lucha por el poder en el PP, sino también en la segunda caja de ahorros del país. El alcalde, Alberto Ruiz Gallardón, mantiene un pulso desde hace meses con Esperanza Aguirre por el control de la caja y la continuidad de Blesa. La presidenta regional logró el apoyo del PSOE y UGT para impedir su renovación en el cargo por otros seis años. Enfrente tiene, sin embargo, a dos tránsfugas socialistas, que se han posicionado del lado de Gallarón y han votado a favor de Blesa, Antonio Romero y Francisco Pérez. elEconomista adelantó ayer que, según fuentes de la Guardia Civil, tanto Romero como Pérez también han sido espiados, lo que supone un nuevo giro en la película, que todavía no ha terminado. Mientras tanto, Comunidad y Ayuntamiento, discrepan sobre el papel que ha podido jugar en la trama de espionaje la caja de ahorros. Para Cobo no tiene nada que ver, pero para los responsables regionales no hay ninguna duda de que es así. "No he negado que detrás de esto esté Caja Madrid.
De los enfrentamientos que se están produciendo en el seno de la entidad se derivan intereses muy importantes", reconoció ayer Granados. "Coincide temporalmente con la puesta en escena de este montaje, pero nosotros todos los días tenemos que tomar decisiones en beneficio del interés general y que también afectan a gente en sus intereses particulares y algunas veces a gente muy poderosa, si esto sale de ahí o de otro vector de poder, no me extrañaría", señaló. Y es más. Para Granados resulta "muy significativo" que un consejero independiente de la entidad, Guillermo Marcos, adelantara el pasado 11 de enero al resto de vocales que "se iban a poner sobre la mesa" informaciones sobre el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. Lo único evidente es que Caja Madrid y la batalla interna en el PP regional le pueden costar muy caro a Rajoy.
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