Empresas y finanzas

El Trans-Texas Corridor está muerto: Cintra se despide de su gran carretera en EEUU

    Rafael del Pino, presidente de Cintra. <i>Foto: Archivo</i>.


    El Trans-Texas Corridor está muerto. Así de radical fue el anuncio realizado por Amadeo Saenz, consejero del Departamento de Transporte de Texas, al millar de asistentes que acudieron, en la madrugada española del martes al miércoles, a la reunión anual de Texas Transportation Forum. Sus palabras son un dardo contra los intereses de Cintra, la filial de concesiones de Ferrovial.

    Y es que Cintra se adjudicó hace cuatro años el desarrollo de todas las infraestructuras de ese Estado entre la frontera de México, en el Bajo Río Grande, hasta casi llegar a Oklahoma, en el norte de Dallas.

    Este acuerdo convirtió al grupo español en socio estratégico del Estado de Texas durante los próximos 50 años, periodo en el que iba a planificar todos los proyectos de carreteras, ferrocarriles e infraestructuras de transporte de su área de influencia, con un presupuesto que oscilaba entre 29.000 y 36.700 millones de dólares (21.500 y 27.200 millones de euros).

    Pero todavía más importantes iban a ser los 14 proyectos que Cintra había identificado para sí misma. Cinco de ellos preveía arrancarlos entre 2005 y 2010, con una inversión mínima de 6.000 millones de dólares (4.500 millones de euros). Sin embargo, estos planes han caído en saco roto.

    Los únicos a salvo son los segmentos 5 y 6 de la autopista SH-130, que se adjudicó el grupo español en 2007 y que, según ha podido confirmar este periódico con un portavoz del Departamento de Transporte de Texas, seguirán adelante. En cambio, la misma fuente niega cualquier garantía de que sigan en pie los otros cuatro proyectos de interés para el grupo español.

    Jarro de agua fría: el proyecto se redefinirá

    "El plan de un gran corredor con una proyección de 50 años será redefinido. A partir de ahora, cada proyecto se desarrollará de manera individual, pero mantenemos la idea de construir una autopista gemela a la I-35", aseguran desde el organismo público.

    Ahí es donde se enmarcan casi todos los intereses de Cintra para los próximos dos años. La gran diferencia es que, hasta ahora, como adjudicataria del Trans-Texas Corridor, la compañía tenía garantizado hacerse con los proyectos que quería y bajo el planteamiento que ella misma hacía como socio del Estado.

    Ahora, en cambio, cualquier nuevo plan se arrancará desde cero y el grupo español no tendrá preferencia frente al resto de candidatos, es decir, no tendrá garantizados ya los 6.000 millones de dólares que anunció a bombo y platillo en 2004, cuando se hizo con el ahora difunto contrato del Trans-Texas Corridor.

    La noticia es un jarro de agua fría para el grupo español, que hace cuatro años creyó haber encontrado en Texas la mina de oro de su estrategia de crecimiento en autopistas y, en cambio, se ha convertido en una gran pesadilla.

    Primero fue una moratoria de dos años que impuso el Gobierno de Texas a casi todos los proyectos de infraestructuras del Estados; después, la pérdida de la autopista SH-121, que se había adjudicado, pero que fuera de concurso se terminó llevando un organismo público; y ahora, el entierro de su gran corredor de transporte.

    Seguir intentándolo

    A pesar de este radical cambio de guión, Cintra seguirá teniendo oportunidades de crecimiento en la tierra de George Bush, como subraya el portavoz del Departamento de Transportes, al reconocer que ?necesitamos el apoyo de compañías de infraestructuras privadas, como Cintra?.

    Quien sí podrá continuar con su trabajo más tranquila será ACS, adjudicataria de otro corredor de infraestructuras en Texas, bautizado como I-69/TTC, similar en muchos aspectos a éste pero que no se verá afectado por la nueva medida. Al menos, eso afirman ahora desde el Departamento de Transporte.