Empresas y finanzas

Brasil espera continuidad y reformas del próximo presidente



    Jaime Ortega Carrascal

    Sao Paulo, 27 oct (EFECOM).- Continuidad de la política económica e impulso a las reformas estructurales es lo que se espera del próximo gobierno brasileño, independientemente de quien gane las elecciones presidenciales del próximo domingo.

    El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), que aspira a la reelección y figura como favorito en todas las encuestas, tiene como rival en la segunda vuelta de las elecciones a Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

    Pero sea quien sea el vencedor, los analistas consideran que Brasil seguirá navegando en aguas tranquilas desde el punto de vista económico.

    Tanto Lula como Alckmin se han mostrado comprometidos con la disciplina fiscal, el control de la inflación y el crecimiento económico e interesados en sacar del papel las reformas tributaria, laboral y de la seguridad social, lo que ha tranquilizado a los mercados, que prácticamente han ignorado el proceso electoral.

    El panorama es diametralmente opuesto al de hace cuatro años, cuando la inminencia del triunfo de Lula causó pánico en la bolsa, disparó el riesgo país de Brasil y la cotización del dólar.

    "En la parte macroeconómica no habrá gran diferencia entre uno y otro. Cualquiera que sea el ganador, el gobierno que entre (el 1 de enero de 2007) tendrá que cortar gastos e introducir reformas si quiere que el país crezca de forma sostenida", dijo a Efe el director de la corredora bursátil Agora Senior, Alvaro Bandeira.

    Los especialistas consideran que de las reformas pendientes la mas apremiante es la de la seguridad social, para corregir el déficit anual del sector, que ronda los 40.000 millones de reales (unos 18.600 millones de dólares).

    Ese saldo en rojo forma parte de un círculo vicioso en que el desequilibrio de la seguridad social impide que el país crezca a un ritmo sostenido, y al mismo tiempo se necesita de un crecimiento anual superior al 6 por ciento por un largo período de tiempo para aumentar los ingresos de la seguridad social y eliminar su déficit.

    Después de la reforma de la seguridad social, la que más urge es la tributaria, pues la sociedad brasileña se queja no sólo de la alta carga impositiva sino del elevado gasto público, que el gobierno Lula aumentó con el engorde de la máquina burocrática.

    La carga tributaria del 2005 fue equivalente al 37,37 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), lo que significa que cada brasileño trabaja anualmente cuatro meses y 25 días sólo para pagar impuestos.

    "El próximo gobierno, sea de Lula o de Alckmin, tendrá por delante toda una agenda de profundas reformas que no serán fáciles de aprobar en el Congreso porque tocan intereses de distintos sectores sociales", opinó el economista Pedro Paulo da Silveira, de Grau Gestión de Activos.

    La tercera reforma en la lista de espera es la laboral, para modernizar una legislación paternalista de los años 40 por la que protestan los empresarios, debido a que aumenta los costos del empleo formal.

    "La reforma laboral reduciría derechos de los trabajadores y de los contribuyentes de la seguridad social, de la misma forma que la reducción de la carga tributaria beneficiaría a unos sectores y sería onerosa para otros", advirtió Silveira.

    La tarea de impulsar las reformas no será fácil para el próximo presidente porque demandará mucha discusión y mucha negociación en el Congreso, donde ningún partido goza de mayoría absoluta y, peor aún, no existe fidelidad partidaria.

    Con Lula o con Alckmin, lo cierto es que Brasil necesita las reformas para dotar al Estado de una estructura más moderna, que estimule el crecimiento económico, las inversiones y la generación de empleo.

    La economía brasileña creció el año pasado apenas el 2,3 por ciento y para este año el Banco Central espera una expansión del 3,5 por ciento, un resultado inferior al promedio de los demás países emergentes y muy distante del "espectáculo del crecimiento" prometido por Lula hace cuatro años.

    Cuatro encuestas divulgadas esta semana indican que Lula vencerá el próximo domingo con una ventaja superior a los veinte puntos, lo que, de confirmarse en las urnas, le dará un buen capital político para terminar las tareas que no hizo en su primer mandato. EFECOM

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