Empresas y finanzas

Felipe González aboga cobrar por productividad en hora de trabajo



    Málaga, 9 oct (EFECOM).- El ex presidente del Gobierno Felipe González abogó hoy por cobrar salarios por productividad según la hora de trabajo, tras calificar el sistema de relaciones labores europeo de "excesivamente rígido" y criticar el sistema educativo "diseñado para la pasividad, para el conocimiento pasivo".

    En su intervención en el I Encuentro Sociedad del Conocimiento y Democracia (Encode) en Málaga, dijo que la "parte más dolorosa del sistema es que hacemos negociaciones colectivas sectoriales".

    Aseguró que "en un mismo sector igual incremento de salario es insoportable para una empresa y gran negocio para otra", por lo que "la negociación sectorial pierde sentido" y apostó por "acercarse a la ergonomía de la empresa, a la realidad de cada caso".

    El ex mandatario planteó, frente a los que quieran más o menos vacaciones, que "el problema no es de duración de jornada, como se debate en Francia, sino que depende de la organización del trabajo".

    Defendió "un mínimo salarial y estudiar con detalle la productividad por hora de trabajo y el valor añadido", y en función de ello tratar la Seguridad Social "del presente y del futuro para hacer sostenible el sistema".

    El ex presidente añadió que sobre ello hay que aplicar innovación e imaginación para crear nuevos espacios de actividad, "pero esa vasija es imprescindible para competir; si no, nos van a sacar por las dos partes del sistema".

    Consideró que "el modelo de cohesión social es bastante rígido" y que "hay que buscar fórmulas para eliminar" esa rigidez "que hunde parte de la capacidad de competir y sobrevivir de las empresas".

    Recordó su promesa electoral de crear 800.000 puestos de trabajo que no logró, por lo que en los siguientes comicios no adoptó compromiso al respecto, ya que "el empleo lo dan los empleadores".

    Por otra parte, destacó que "hay que eliminar parte del tipo de uso abusivo del sistema de Seguridad Social y reformarlo, pero, sobre todo, debatir cuánta cohesión social podemos pagar en términos de competitividad de la economía global, que no hay quien la pare".

    Resaltó que "la globalización induce una creciente libertad de movimientos de capital, mercancías y servicios", y frente a ello se planteó cómo el factor humano, que es el trabajador, tiene que fijarse en un sitio e impedirse que se mueva, lo que consideró "un desafío más que un problema".

    En este sentido, precisó que "el capital y la inversión deben dirigirse donde están las personas; si no, las personas irán donde está la inversión".

    Lamentó que no se premie la iniciativa como cultura, consideró que no hay entrenamiento para utilizar el capital humano que cada uno acumula y dijo que "el sistema educativo está diseñado para la pasividad, para el conocimiento pasivo".

    Los graduados exhiben título, pero "ni les pagan ni les contratan", lo que explicó que es un drama para los universitarios, y defendió que "eres lo que sabes hacer, no lo que dice el título".

    González ve que "la mayor rigidez que tenemos es la corporativa" en los poderes económico, político y sindical, que "defienden el 'status quo' y no permiten movilidad ascendente y descendente", por lo que abogó por cambiar el sistema en favor de la iniciativa.

    Añadió que "además de transmitir conocimiento, hay que entrenar a la gente para que sea capaz de asumir iniciativa con riesgo, si se puede con las menores andaderas posibles y si hay que duren poco".

    Cree que "no importa fracasar si el fracaso es experiencia" y permite empezar de nuevo, y rechazó "que el que nazca viva en cualquier condición aunque sea con subvenciones".

    También dijo que "España está perdiendo competitividad por persona ocupada y hora trabajada en los últimos ocho años constantemente y por eso la balanza comercial es cada vez más desequilibrada" y que en España "nos ha ido bien", pero "para que siga yendo bien tenemos que espabilar".

    Felipe González consideró "equivocados" los acuerdos de Lisboa para lograr que Europa recuperara en 2010 la hegemonía de primer puesto de potencia económico-tecnológica. EFECOM

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    (Con fotografía)