Empresas y finanzas

Los coches que no 'se calan' son japoneses


    Laura de la Quintana

    Las automovilísticas europeas llevaban año y medio tratando de arrancar después del escándalo del 'dieselgate' hasta que aparecieron nuevas incertidumbres. La Administración Trump ha condenado al sector a una subida de los costes, tanto si mantienen su producción en México o no, cuando en realidad trataban de resolver el futuro del motor eléctrico, que sigue sin ser rentable.

    Tres amenazas ponen en duda el futuro del sector del automóvil en la nueva era que comienza con Trump. En términos globales, las compañías ya han recuperado el nivel previo al primer dieselgate protagonizado por Volkswagen que se destapó el 18 de septiembre de 2015. La capitalización actual del sector-de más de 800.000 millones de euros- se sitúa sólo un 2,3 por ciento por encima, a falta de nuevas incertidumbres que están por venir como hacer del coche eléctrico una apuesta rentable y esquivar el proteccionismo trumpista sin que afecte a las ventas. Citi calcula que en México se produce el 19 por ciento de los coches que vende General Motors y el 13 por ciento de Ford. Ahora, el país se juega dejar de ser la fábrica de EEUU.

    Esta situación ha llevado a las automovilísticas japonesas a tomar ventaja. Lo hacen por recomendación -sólo ellas ostentan el consejo de compra, tales como Mazda y Fuji (fabrica para Subaru) con la sola excepción de Renault (ver gráfico)-; por estimaciones de beneficio e, incluso, porque son las únicas que cotizan con prima (del 17 por ciento) respecto al multiplicador medio del sector de 9,4 veces. Las compañías europeas y estadounidenses presentan un descuento del 30 por ciento.