Empresas y finanzas
La familia Ardid Villoslada compra el Gran Hotel Velázquez por 63 millones
Eva Díaz
Los hermanos Salazar, antiguos propietarios de SOS-Cuétara, se han deshecho del último hotel que les quedaba tras colgar el cartel de "se vende" el pasado invierno. El grupo Didra, propiedad de la familia Ardid Villoslada, ha adquirido el Gran Hotel Velázquez por 63 millones de euros.
El establecimiento está situado en el número 62 de la madrileña calle Velázquez, en pleno barrio de Salamanca, y, aunque es un clásico de la 'milla de oro' madrileña, evidencia una imagen anticuada.
El grupo Didra, radicado en el número 49 de Príncipe de Vergara, está gestionado por la familia Villoslada, muy vinculada al mundo promotor. Con el matrimonio Miguel Ardiz Villoslada y Patricia Viturrio Torres a la cabeza, sus hijos Miguel y Elena se reparten varios cargos en los distintos consejos de administración del grupo. También participa en la compañía, Rafael Ardid Villoslada, casado con Mariola Martínez-Bordiú.
La familia abrió en 2014 una mercantil dedicada al negocio hotelero con la que ingresó ese año 992.000 euros, aunque obtuvo unas pérdidas de 67.000 euros, según los últimos datos presentados ante el registro mercantil. Los Villoslada tienen la mayor parte de sus activos (hasta 64 millones de euros) a través de las empresas 3491 MA y 49 PV, ambas dedicadas al alquiler inmobiliario.
Desinversión hotelera
Los hermanos Salazar Bello (María del Carmen, Encarnación, Jaime Raúl, Jesús, Roberto y Arantzazu) iniciaron un proceso de desinversión hotelera hace tres años. El Hotel Asturias fue el primero que pusieron en venta en 2013 ante la imperiosa necesidad de hacer caja.
La Audiencia Nacional impuso una fianza en 2010 a los exejecutivos de SOS-Cuétara (Raúl, Jesús y Roberto Salazar) de 360 millones de euros para hacer frente a la responsabilidad civil que pudiera derivar del proceso judicial en el que estaban inmersos. La compañía denunció a los tres hermanos por los delitos de apropiación indebida, estafa, falsedad de documento y administración fraudulenta, bajo la sospecha de la comisión de un fraude de hasta 230 millones de euros. Desde entonces, los Salazar ya se han desprendido de todos sus activos hoteleros: además de el Hotel Asturias, el Hotel María Elena Palace y el Hotel Ada.
Las últimas cuentas presentadas por la Corporación Hispano Hotelera, la firma familiar bajo la que gestionaban los establecimientos, sólo dieron pérdidas. La compañía cerró 2013, último ejercicio del que hay datos, con unos números rojos de 7,8 millones de euros. El año anterior, en 2012, acumuló unas pérdidas de 5,3 millones, mientras que un año antes, también perdió otros 2,4 millones de euros. Los ingresos de la compañía, facturó hasta 15,8 millones de euros, no pudieron hacer frente a la crítica situación por la que pasaba la empresa.