Empresas y finanzas
Las barbas del vecino
Miguel Angel Mondelo
Madrid, 27 sep (EFECOM).- Aconseja el refrán poner en remojo las propias barbas cuando se vean pelar las del vecino, sugerencia que las empresas energéticas españolas parecen estar siguiendo al pie de la letra tras comprobar, en carne de Endesa, como se las gastan los grandes grupos europeos.
La constatación de que las exigencias reguladoras no sirven para frenar la opa de E.ON ha puesto al sector en estado de alerta y ha propiciado los movimientos corporativos de los últimos días.
Las eléctricas españolas no quieren ser engullidas por sus rivales europeas y prefieren ganar peso de forma pactada y blindarse ante eventuales operaciones hostiles.
En este propósito han encontrado como aliadas a las grandes constructoras, que han engordado con la bonanza del mercado inmobiliario y buscan invertir en actividades menos cíclicas.
En este contexto se enmarca la entrada de ACS en el capital de Iberdrola, que abre la puerta a una fusión con Unión Fenosa de la que surgiría la primera eléctrica española por capitalización bursátil.
Aunque la operación tiene sentido estratégico, tanto Iberdrola como la constructora presidida por Florentino Pérez aseguran que la decisión no está tomada.
El problema de fondo, tal como apuntó recientemente el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, es el actual marco normativo en materia de competencia.
En este momento, una fusión entre empresas energéticas españolas implicaría la obligación de vender activos. Sin ir más lejos, es lo que ocurrió en el caso de la opa de Gas Natural sobre Endesa.
En este marco legal, resulta difícil crear grandes grupos energéticos que puedan competir en el mercado europeo. En otras palabras y citando a Sánchez Galán, con la normativa actual "uno más uno es menor que uno".
La situación no es nueva. Las limitaciones impuestas por los organismos reguladores o por el Gobierno de turno han hecho descarrilar operaciones de todo signo en los últimos años: Unión Fenosa-Hidrocantábrico, Endesa-Iberdrola, Gas Natural-Iberdrola...
Sin embargo, hasta hace poco no se trataba de un problema acuciante. Ahora sí.
El detonante ha sido la opa lanzada por E.ON sobre Endesa, que ha mostrado la vulnerabilidad de las empresas energéticas españolas ante los grandes grupos europeos, sobre todo al comprobarse que Bruselas no está dispuesta a aceptar condiciones que puedan limitar la libre circulación de capitales.
Por el contrario, las grandes empresas europeas no tienen problema alguno para comprar compañías españolas, porque el Ejecutivo comunitario entiende que, en cuestiones de competencia, el mercado de referencia es el europeo.
En resumen: para impedir que España se convierta en coto de caza de las compañías europeas es necesario crear grupos fuertes y ese objetivo se antoja complicado con la normativa actual.
En principio, el Gobierno se ha mostrado receptivo a estos argumentos y varios de sus miembros han admitido ya que las empresas españolas no tienen el mismo margen de maniobra que las europeas.
Aunque todavía quedan muchas incógnitas por despejar, el sector eléctrico parece articularse ahora en torno dos grandes polos: el que podrían formar Iberdrola y Unión Fenosa bajo el control de ACS, y el que gira alrededor de Endesa.
En este caso todavía hay mucha tela que cortar. Acciona ha tomado posiciones con la compra inicial de un 10 por ciento de la primera eléctrica española, pero E.ON ha demostrado que tiene músculo financiero de sobra para llevar adelante su opa y ha elevado su oferta a 35 euros por título.
Gas Natural se mantiene a la expectativa y entra en todas las quinielas como complemento perfecto para cualquiera de los dos polos.
Falta por saber si el Gobierno modificará las condiciones impuestas por la Comisión Nacional de la Energía (CNE) para autorizar la opa de E.ON y si el grupo alemán las aceptará sin más o recurrirá a los tribunales.
La vertiente judicial es, precisamente, una de las más espinosas. El proceso de opas sigue atascado porque la oferta de Gas Natural, y por tanto también la de E.ON, está paralizada de forma cautelar por orden del Tribunal Supremo y del juzgado de instrucción número tres de Madrid.
Como en las partidas de ajedrez, los jugadores han movido pieza con rapidez en las últimas semanas y ahora aguardan para dar el próximo paso. Veremos. EFECOM
mam/jj