Empresas y finanzas

La FSA contacta con Santander para ver si le interesaría comprar Bradford & Bingley



    El organismo regulador de la City, la FSA, ha contactado con el banco español Santander, entre otros, para sondear su posible interés en la adquisición del banco hipotecario británico Bradford & Bingley (B&B), según informaba ayer The Sunday Telegraph. Según el periódico, la Autoridad de Servicios Financieros (FSA) ha contactado también con el grupo holandés ING y el National Australia Bank, dueño de los bancos Yorkshire y Clydesdale.

    Esos contactos del organismo regulador con potenciales compradores de B&B estarán bien vistos por la City dada la preocupación existente sobre la viabilidad a largo plazo de ese tipo de instituciones crediticias, comentaba el periódico.

    Según fuentes próximas a las compañías que han hablado con el regulador, éste está trabajando con el consejo de dirección del B&B en la búsqueda de una solución duradera a sus problemas.

    El B&B, el primer banco del Reino Unido en los llamados préstamos "buy to let" (préstamos que se conceden para comprar un inmueble y luego alquilarlo), se ha visto sacudido por la crisis crediticia mundial.

    Según el Telegraph no está claro si los tres bancos extranjeros contactados están interesados en un eventual acuerdo para la adquisición del Bradford & Bingley o sobre el precio que podrían estar dispuestos a pagar por él. Fuentes próximas al Santander (SAN.MC) dijeron al periódico que no es probable que le interese la operación.

    En B&B niegan que el banco mantenga actualmente negociaciones para su posible compra y dicen que no es inminente ningún acuerdo al respecto. Pero el nuevo consejero del B&B, Richard Pym, está abierto a la posibilidad de encontrar un comprador, señala el periódico.

    Hace unos días, la agencia de calificación Moody´s rebajó la deuda de B&B a sólo un nivel por encima de los "bonos basura".

    La semana pasada, el desplome de las acciones del Halifax Bank of Scotland hizo que el Gobierno británico decidiera intervenir, despejando el camino para su adquisición por el Lloyds TSB.

    La excepción que se hizo entonces de las leyes de competencia se interpretó en la City como una señal de desesperación del Gobierno laborista, deseoso de evitar en el caso de Bradford & Bingley un pánico de los ahorradores como el que provocó la práctica quiebra de Northern Rock, el año pasado.