Empresas y finanzas
Abrir una sociedad, una cuenta y tener residencia por 1.750 euros
- El atractivo inversor panameño atañe a grandes y pequeños empresarios
José Antonio Santoyo
Aterrizar por primera vez en Panamá es una experiencia para la que no se puede estar preparado, pues contradice y, en otros casos, reafirma las expectativas. Lo cierto es que abrir una sociedad, tener una cuenta bancaria y obtener la residencia supone menos de 2.000 dólares (unos 1.750 euros) y pocos días.
Desde la ventanilla del avión se observa un skyline que no envidia nada a Nueva York. Torres con más de 40 pisos en la cinta costera, una vista imponente cuando recuerdas que estás en Centroamérica. Sin embargo, cuanto más cerca se está, los detalles hablan. Los edificios muestran grietas y poco mantenimiento. Cuando cae el sol, la verdad se apodera de la vista: miles de apartamentos vacíos, pocas luces encendidas, algunos condominios son prácticamente pequeñas urbanizaciones fantasma. Prueba fehaciente de las cantidades de capital introducidas en el país por particulares a modo de ahorro.
La marca Panamá es asociada comúnmente a dos conceptos, el canal y el paraíso fiscal. Mucho se discute a día de hoy sobre este último punto. La primera vez que me reuní con Dulcidio de la Guardia, ministro de Economía aAbril de 2015) dejaba en claro que su prioridad era sacar al país de la lista gris de Gafi (Grupo de Acción Financiera Internacional ), y así fue a principios de este año. Un comentario repetido por ministros y viceministros fue ?la incapacidad de ejecutar correctamente la política fiscal de otro país no tiene por que ser responsabilidad de Panamá?.
Paraíso fiscal
Creo que lo primero que tendríamos que establecer aquí es una gran diferencia entre dos mundos fiscales completamente distintos que conviven en Panamá. Por un lado, tenemos a los particulares y firmas locales/regionales; y por otro a las grandes multinacionales.
El país tiene dos tipos de espacios comerciales e industriales, las denominadas zonas libres y el resto del país. Las zonas libres comprenden la ciudad de Colón con salida al Caribe (segunda más importante) y las zonas colindantes con el Canal de Panamá del lado del Pacífico (donde se sitúa la ciudad de Panamá). Dos mundos paralelos comparten la misma ubicación geográfica, y mientras en las zonas libres se respira un ambiente norteamericano, innovador y progresista; en el resto se siente un ambiente tremendamente sospechoso y donde queda claro que todo es un matiz de grises.
Refugio para ricos... o no
La verdad sea dicha, para abrir una sociedad, obtener la residencia y tener una cuenta bancaria en el país centroamericano toma pocos días y menos de 2.000 dólares. Cualquier autónomo en España podría fácilmente mover su residencia fiscal a este país y facturar libre de impuestos. No es necesario ser un gran empresario, cualquier autónomo puede evadir impuestos fácilmente.
En Panamá hay más despachos de abogados especializados en este tipo de operaciones que restaurantes. Un pasaporte, un poco de dinero y algo de carisma es suficiente para activar la maquinaria que necesita un particular. Todo tipo de servicios son accesibles al público internacional por tarifas tan bajas como 50 o 70 dólares mensuales.
Panamá asegura que abrir una cuenta bancaria sin ser residente es prácticamente imposible. Ricardo Fernández, superintendente de Bancos, nos comentaba hace casi un año que los esfuerzos de la Superintendencia por controlar el acceso al sistema financiero habían tenido tal éxito que había empujado a las entidades extranjeras a dejar la nación. Nombres como Deutsche Bank y HSBC ya sólo se ven en viejas ediciones de las páginas amarillas. Sólo Citi Bank se aferra a su posición, aunque ha vendido ya toda su operación minorista a una entidad regional. Sin embargo, esto último no es cierto. Es más fácil abrir una cuenta como extranjero en Panamá que como español en España.
Los grandes nombres sólo han dado paso a instituciones con menor control internacional y que hoy dominan el mercado nacional, como por ejemplo el gigante BanColombia, ScotiaBank, Banco de Guayaquil, Banco Pichincha, Andorra Banc, Cayman National Bank, Banco Azteca? Y una nueva oleada de bancos nacionales donde los grandes (y medianos) empresarios han puesto su nombre por delante atrayendo capitales particulares, con ejemplos como Tower Bank o Balboa Bank.
Melitón Arrocha, ministro de Comercio e Industria (hasta principios de 2016) comentaba que la intención del país era alejar operaciones sospechosas que no aportan nada a Panamá, y en cambio traer la inversión extranjera de grandes firmas. Sin embargo, Arrocha, exministro y diputado está al frente de un importante despacho especializado en operaciones comerciales y de características similares a Mossak & Fonseca. Dulcidio de la Guardia, ministro de Economía, previamente sirvió al frente de MMG Bank, propiedad de Eduardo Morgan y su hermano de Morgan & Morgan abogados, probablemente el despacho con mejor reputación de Panamá y que trabaja con firmas de alto renombre internacional. Podríamos llenar las páginas de este diario.
Finalmente, clientes grandes o pequeños, Panamá es sin lugar a dudas un lugar donde nada es negro y nada es blanco. Los tonos de grises reflejan su lado más negativo, en la evidente corrupción y la naturalidad con la que se llevan a cabo operaciones como las reflejadas en los papeles de Panamá.
Lamentablemente, este mal tiene tan poca exposición a los mercados internacionales que difícilmente este escándalo o cualquier otro será suficiente para desarmar la maquinaria. No en vano, se trata de una maquinaria muy unida y con las tuercas bien ajustadas.
De hecho, basta con revisar los nombres de las firmas de abogados, de las juntas de consejo de los bancos así como los de los principales funcionarios públicos para encontrar un común denominador en apenas 13 ó 15 apellidos.