Uber no quiere salir a bolsa (ni falta que le hace)
- La opacidad actual es muy conveniente para sus planes de expansión
- En el primer semestre de 2015 perdió 1.000 millones de dólares
- Su presupuesto de márketing supera los 200 millones trimestrales
Fernando Puente Domínguez
La compañía de taxis sin licencia Uber ha dejado hoy con un palmo de narices a quienes estaban reservando unos dólares para el día en el que la multinacional (ya ha roto las costuras del término 'startup') se decidiese a salir a bolsa. El propio consejero delegado, Travis Kalanick, ha confirmado en una entrevista con la CNBC que no habrá OPV ni a corto ni a medio plazo.
Siendo precisos, Kalanick ha utilizado las siguientes palabras para referirse a una posible salida a bolsa: "Me aseguraré de que ocurra lo más tarde posible".
Desde luego, no es capital lo que le hace falta a la compañía estadounidense, que en los últimos 18 meses ha acumulado inversiones directas por valor de 10.000 millones de dólares y cuya valoración total rozaba el pasado mes de diciembre los 70.000 millones (más que gigantes de la automoción como General Motors, Ford y Honda). Lo que le hace falta es liquidez.
Es "una obligación moral respecto a los inversores que han metido su dinero en Uber", reconoce el informático de 39 años de edad, cuya compañía se ha enzarzado -sin mucho éxito- en una guerra por la cuota de mercado en India y China, que en Estados Unidos valoró la posibilidad de "sacar trapos sucios" de los periodistas menos favorables y que en Europa ha desatado la oposición mayoritaria de las autoridades municipales allí donde ha intentado saltarse a la torera la legislación vigente.
¿Cuánto está perdiendo Uber hoy?
Cuando lo que sobra es financiación, acudir al mercado regulado no tendría demasiado sentido, sobre todo si se tiene en cuenta que cualquier compañía cotizada pasa automáticamente a sujetarse a las clásicas obligaciones: publicar información relevante, someterse a auditorías... y justificar las pérdidas millonarias. Al no estar cotizada, y estar respaldada por decenas de miles de millones de euros en capital, Uber se puede permitir dosificar la información y ocultar datos como, por ejemplo, su resultado.
Es habitual que las compañías tecnológicas dediquen toda su energía a crecer, incluso a costa del dividendo para los accionistas (que prefieren hacer caja con la plusvalía de sus títulos), pero la expansión desenfrenada de Uber podría estar haciendo estragos en sus finanzas a un ritmo desconocido en la historia de occidente.
Los últimos datos disponibles (filtrados, no publicados) corresponden al primer semestre de 2015 y señalan que la multinacional que quiere acabar con la regulación del taxi en Europa perdía dinero a razón de 1.000 millones de dólares semestrales, y eso pese a multiplicar sus ingresos netos hasta los 663 millones en los seis primeros meses del año (frente a menos de 500 millones de ingresos en todo 2014).
Al cerrar ese primer semestre de 2015, a Uber le quedaban en la cuenta del circulante unos 4.100 milones de dólares. Imposible saber, nueve meses después, si en ese saldo corriente ha pesado más la sangría de liquidez con la que Uber está forzando a cambiar el marco regulatorio en Europa, o la entrada de nuevos fondos de los inversores más recientes.
Colaboremos: lo tuyo es mío
Si Uber estuviese en bolsa, podríamos saber también qué ha pasado entre tanto con la partida de gasto que más pesa en las cuentas de la no-cotizada: ventas y márketing, que en el primer semestre de 2015 ya pesaba 295 millones (fueron 246 millones en todo 2014) y que entre el primer y el segundo trimestre se duplicó (de 98 a 197 millones de dólares).
"La OPV de Uber seguirá siendo pospuesta, lo que permitirá a la compañía operar con muy poca transparencia y sin oposición. Pero acabará ocurriendo, y entonces el debate sobre el papel de la economía colaborativa en las ciudades se intensificará", explica Tom Slee en Jacobin.
El autor de What's Yours is Mine: Against the Sharing Economy (traducible como "Lo tuyo es mío: en contra de la economía colaborativa") recuerda que compañías como Uber "no ayudan a las economías locales, sólo se ayudan a sí mismas", y pronostica que un mayor conocimiento de su verdadero rendimiento financiero cambiará el concepto que muchos tienen ahora de ellas.
Sin esperar a ver si quienes aseguran que lo de la multinacional estadounidense es una burbuja financiera de manual tienen o no razón, Slee auguraba hace unos días que "Uber va a seguir dosificando sus datos para crear historias brillantes, de éxito, pero están surgiendo otras narrativas que desafían la visión de un futuro conducido de forma inevitable por Uber".
Como si hubiese escuchado a Slee, Kalanick respondía hoy: "Lo que he aprendido es que, conforme nos hacemos más grandes, es más y más importante que aprovechemos todas las oportunidades para contar lo que hacemos, (...) si no contamos nuestra historia, otros lo harán". Quizá por eso lo de duplicar el presupuesto de márketing cada trimestre y lo de demorar la salida a bolsa el mayor tiempo posible.