Empresas y finanzas

Las 'majas' de Francisco de Goya y la Cumbre de París


    Tomás Díaz

    Don Francisco de Goya pintó dos veces a la misma mujer, en sendas obras que han pasado a la historia como La maja vestida y La maja desnuda. Bien pueden servir de metáfora sobre la próxima Cumbre de París.

    Los que la prefieren vestida apuntan que casi todos los países participantes han mandado intenciones de actuación, incluidos los dos grandes emisores, EEUU y China; subrayan el consenso de ricos y pobres a la hora de contribuir; sostienen que ya se destinan unos 60.000 millones al año en fondos ambientales, y consideran un éxito que la cita concluya con una meta definida, una contabilidad común y un mecanismo de revisión de la senda voluntaria de cada cual.

    Los que optan por la desnuda indican que las intenciones de los países coinciden con su tendencia -en EEUU por la revolución del gas no convencional y en China por el hundimiento de la industria pesada y la gravísima contaminación-; recuerdan que los 100.000 millones prometidos son adicionales a las cantidades actuales, y ponen el dedo en la llaga al espetar que, tras 40 años de debate sobre el cambio climático, es paupérrimo un balance en el que únicamente sefijen reglas de juego comunes, sin vinculación alguna ni, mucho menos, sanciones asociadas al incumplimiento de los compromisos, algo que nadie plantea.

    Afortunadamente, sin que sea factible un gran pacto obligatorio -la gran enseñanza de Kioto-, la constatación de que el calentamiento es un hecho y la necesidad de mitigarlo y de adaptarse a él ya tiene efecto: unos 40 países disponen o plantean mercados y tasas a las emisiones de carbono, y, ante su segura expansión, los grandes capitales están huyendo de las inversiones sucias. Como la cruda realidad y la tecnología se imponen, donde antes sólo se veía un lastre para el crecimiento económico, ahora se ven oportunidades. Eso sí, sería mucho más sencillo con una sólida regulación común, que aún tardará en llegar.

    La sordera llevó al genio de Fuendetodos a parir las pinturas negras; ¿adónde nos llevará la sordera de los que tienen capacidad de decisión?