La gasolinera más cara del mundo está en Afganistán, y la pagó EEUU
- Costó 43 millones de dólares, 140 veces más de lo normal
- Se construyó en mitad de la nada, sin acceso a combustible
Fernando Puente Domínguez
Los contribuyentes estadounidenses no salen de su estupefacción: el Departamento de Defensa destinó nada menos que 43 millones de dólares (unos 40 millones de euros) a construir una gasolinera de gas natural en una remota ciudad afgana.
Esta singular instalación está (si es que sigue existiendo) en Sheberghan, tiene sólo dos surtidores y forma parte de los esfuerzos de Estados Unidos por estabilizar el país, que ocupa desde 2002.
Fue inicialmente presupuestada por 3 millones de dólares y su objetivo era animar a los conductores afganos a pasarse al gas natural como método de estimular la demanda de un recurso mineral autóctono.
La construcción duró tres años y el coste final terminó multiplicando por más de 140 lo que la OCDE calcula que suele costar una instalación idéntica: 300.000 dólares.
Ante las sospechas del interventor que analiza las cuentas de la Task Force for Business and Stability Operations (TFBSO), la entidad encargada de este y otros proyectos, el Departamento de Defensa ni siquiera es capaz de decir si la carísima gasolinera sigue funcionando o no.
El interventor advierte que la estrafalaria gasolinera representa sólo una pequeña parte de los cerca de 800 millones que gastó la TFBSO, y afirma que el Pentágono no es capaz de especificar el detalle de ninguno de esos proyectos.
Sin gas ni consumidores
La agencia comenzó a operar en 2006 en Irak, tres años después de la invasión de este país por las tropas estadounidenses, y en 2009 se trasladó a Afganistán.
El interventor no sólo critica que Defensa no sepa nada del proyecto, sino que además recuerda que "si la TFBSO hubiese realizado un estudio de viabilidad, quizá se habría percatado de que Afganistán carece de la infraestructura de distribución necesaria para soportar un mercado viable de gas natural".
También recuerda que el coste de conversión de un coche a gas natural es sencillamente prohibitivo para el afgano medio, que debería hacer frente a un desembolso de 700 anuales, el equivalente a sus ingresos de todo un año.