Empresas y finanzas
MOTOR GRIPADO
Pedro Vega
Madrid, 16 sep (EFECOM).- La industria del automóvil está atravesando un silencioso proceso de reajuste para adaptarse a una demanda debilitada que no crece ya al ritmo de años precedentes y que se ha visto afectada por la escalada de los precios de los combustibles y por la tendencia alcista de los tipos de interés.
El viernes, el nuevo consejero delegado del gigante automovilístico, Ford, Mark Fields, que venía avalado por el reflotamiento de la división de aviones comerciales de Boeing, anunció un nuevo y duro recorte de empleo, 14.000 trabajadores que elevan a 44.000 los despidos en la compañía, un tercio de la plantilla.
El duro ajuste de Ford se suma a los que ya aplicaron sus directos competidores, Daimler-Chrysler y General Motors, y entre los tres gigantes contabilizan 280.000 despidos desde 2000.
El mismo día que Ford anunciaba nuevos despidos y el cierre de otras dos plantas de producción en EEUU, que elevan a 16 las fábricas condenadas, Daimler-Crysler revisaba a la baja sus previsiones de beneficios para 2006 en 1.000 millones de euros, debido a los elevados stocks y la desviación de la demanda hacía automóviles pequeños de bajo consumo.
En Europa, y tras la varios años de una boyante demanda, el mercado muestra síntomas de saturación y durante los meses de julio y agosto sufrió un descenso del 4,5 y del 1,4 por ciento, respectivamente.
En España, el reajuste silencioso del sector se hizo notar ya en 2005 cuando la producción de automóviles de las dieciocho plantas instaladas en nuestro país se recortó un 8,6 por ciento, 259.000 unidades en términos absolutos.
No obstante, las matriculaciones alcanzaron un récord absoluto, y el recorte correspondió a las exportaciones del sector, que alcanzan el 81,6 por ciento de la producción, y que tuvo visible impacto en la balanza comercial.
La tendencia de los tipos, el precio de los combustibles y la renovación que ha vivido el parque automovilístico español, no son precisamente terreno abonado para la industria del motor que en los últimos días ha estado inmersa en rumores de fusión entre las grandes compañías europeas.
Desde Singapur, el Fondo Monetario Internacional ha provocado inquietud entre los inversores por su revisión a la baja del crecimiento económico de EEUU, cuatro décimas (hasta el 2,9%) por debajo de sus últimas previsiones de abril.
Para la eurozona, el FMI prevé un aumento de una décima del PIB desde su última predicción, hasta el 2%, mientras que para España pronostica un descenso de dos décimas, hasta el 3%.
Lo preocupante en el horizonte a medio plazo es la percepción de los directores generales de finanzas estadounidenses (CFOs) que muestran un nivel de pesimismo desconocido en los últimos cinco años y que, además, predicen una recesión de la economía norteamericana en el plazo de un año.
No obstante, y también desde Singapur, el G-7, el grupo de países más industrializados del mundo sostiene que, además de la desaceleración estadounidense, existen otros peligros inminentes pasa la salud económica mundial, como la inflación, la volatilidad en los mercados energéticos y el proteccionismo.
En España, la buena noticia de la semana correspondió a los precios que en agosto subieron dos décimas pero en términos interanuales se redujeron del 4 al 3,7 por ciento.
En los mercados bursátiles predomina una moderada euforia que se tradujo en una subida del 1,6 por ciento en el Ibex a lo largo del ciclo semanal y el mercado se prepara para asaltar la cota de los 13.000 puntos.
EFECOM
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