Empresas y finanzas

¿Dejará de calentarse BBVA cuando termine el verano o seguirá sudando en otoño?



    Gráfico BBVAComo dice un popular eslogan publicitario "todos tenemos un verano inolvidable". Éste podría ser el caso de BBVA, que ha subido un 19% desde que el 21 de junio comenzara la estación estival. ¿Será este el último que pasa tal y como le conocemos?

    Y no es que el verano anterior fuera aburrido para la segunda entidad bancaria del país, ni mucho menos. ¿Se acuerdan de aquél sonado culebrón en el que encarnó a un personaje que tuvo que abandonar su sueño de comprar un banco en Italia -la Banca Nacionale del Lavoro (BNL)- ante las constantes jugarretas del malvado regulador Fazio y del pérfido 'contrapacto' que apoyaba la oferta de Unipol?

    Sin embargo, éste ha sido mejor porque BBVA se ha convertido en el pilar sobre el que se han asentado los máximos anuales del Ibex 35 y porque ha sido durante este verano cuando Francisco González, el presidente, tuvo el placer de anunciar los beneficios más elevados de la historia de la entidad: 3.336 millones hasta junio. El banco sube cerca del 20% en lo que va de año tras firmar alzas del 7% en agosto, lo que le ha llevado a superar los 18 euros por acción.

    ¿Pero hay algo más detrás de su revalorización bursátil que unos buenos resultados o que unas mejores perspectivas de negocio? Su aparente desorientación -parece caminar por el desierto-, su tamaño de unos 61.000 millones -aunque este es el mayor obstáculo-, su posición en Latinoamérica -las filiales en América aportaron el 33,15% de sus beneficios hasta junio- y el escaso control que su consejo tiene del capital de la entidad -ni el 0,2%- hacen de BBVA un apetecible objetivo de compra.

    ¿Será comprado aquel que antaño parecía comprador?

    La liebre de las operaciones corporativas, siempre burlona y escondidiza, ya ha saltado dos veces en lo que va de verano. La primera de sus carreras por el parqué tuvo lugar a comienzos de julio, cuando consiguió animar al mercado portando en su alargado lomo rumores de compra por parte del Hong Kong & Shangai Banking Corporation (HSBC). Ése día, el 4 de julio, BBVA subió un 1,85% a pesar de que no se le concedió credibilidad a la operación. Sin embargo, su cotización venía subiendo con fuerza las sesiones previas.

    Además, por aquellas fechas se dirimía el duelo electoral por la presidencia de México y ya parecía seguro que Felipe Calderón, el candidato conservador, ganaría los comicios. Esto era, teniendo en cuenta la ola de populismo que invade América Latina, un acicate bursátil más para una compañía que consigue cerca del 30% de sus beneficios en tierras aztecas. Así, el rumor quedó prácticamente enterrado poniendo fin a las carreras de la liebre avisadora, que, no obstante, volvería a la andadas.

    El 17 de agosto, la traviesa liebre volvió a saltar de su cama con más energía que antaño contribuyendo a que BBVA se revalorizara un 2,49%. El mercado se ponía en guardia ante las nuevas correrías del animal, que apuntaba esta vez hacia el galo Societe Generale y, de nuevo, hacia el HSBC.

    Pero no fueron los únicos. Citigroup y Banc of America también salieron a relucir porque los bancos estadounidenses no tienen más forma de crecer que comprando fuera de sus fronteras. Y la posición BBVA al otro lado del charco, sobre todo en América Latina, es un objetivo muy goloso.

    Al final todo quedó en nada pero ayudó a BBVA a superar los 17,60 euros porque el precio de opa que se mencionaba en el mercado era de 20 euros por título. "He escuchado este rumor de colegas de Francia, pero esto no significa que tenga que ser un banco francés. El precio que se menciona es de 20 euros", aseguraba aquel día Siegfried Milbrdt, del broker madrileño Venture Finanzas, a la agencia Reuters.

    ¿Corren liebres invisibles por el parqué?

    Pero este no es el final de la historia porque hay liebres que pueden llegar a ser tan sigilosas como aviesas. Sin que haya acontecido revuelo alguno, al estilo de los señalados más arriba, con fuertes revalorizaciones y con la palabras mágicas en boca de todos, lo cierto es que no deja de comentarse que la compra de BBVA es cuestión de tiempo.

    Por ejemplo, hay teorías que apuntan hacia entidades españolas que estarían dispuestas a hincarle el diente a BBVA. Pero llegados a este punto todo se torna pantanoso porque negocios y política volverían a fundirse en un abrazo tan fraternal como dañino para la imagen del mundo empresarial. El frustrado intento de asalto de Sacyr Vallehermoso, que hoy vuelve a recordarse por medio de la presentación de resultados de la compañía de Luis del Rivero, podría servir como telón de fondo.

    ¿Y por qué no arranca Santander en bolsa? el primer banco español sólo ha subido un 8,8% en lo que va de año frente al 13,5% del Ibex 35. Y eso que también ha presentado beneficios de vértigo. Pero es que el mercado sigue viéndole como a un depredador de afilados colmillos que no dudará en lanzarse sobre cualquier presa que se le ponga a tiro. Para muestra, un botón: las huestes de Emilio Botín, con el apoyo de Goldman Sachs, JP Morgan y el financiero estadounidense Christopher Flowers, han comprado el 27% del banco alemán HSH Nordbank por 1.250 millones.