Empresas y finanzas
"No hay que meter a todos los bancos en el saco de los errores", según el consejero delegado de JP Morgan
América devuelve el golpe. Ha trascurrido un año desde la crisis de las hipotecas y tras haber recibido todo tipo de acusaciones, Wall Street ha decidido reaccionar. El eslogan se acuñó después de los ataques del 11 de septiembre, y con el debido respeto al acontecimiento más trágico que haya sufrido la sociedad estadounidense en su historia, ha vuelto a resonar entre los banqueros que han salido indemnes de las hipotecas de alto riesgo.
El daño de imagen producido al sistema ha sido grave, pero también ha sido alto el precio que se ha pagado: 175.000 puestos de trabajo están en peligro en la industria de servicios financieros, y en poco más de seis meses cinco de las primeras instituciones financieras ha enviado a la jubilación anticipada a presidentes y consejeros delegados.
Errores reconocidos
"Se han cometido errores" -asegura Jamie Dimon, consejero delegado de JP Morgan Chase-, "pero endosar toda la responsabilidad al sistema financiero estadounidense resulta excesivo: también Europa tiene su parte de culpa".
Dimon, que es junto con el consejero delegado de Goldman Sachs (GS.NY), Lloyd Blankfein, el de Morgan Stanley (MS.NY), John Mack, y el de Lehman Brothers (LEH.NY), Dick Fuld, uno de los cuatro supervivientes de la isla de los famosos en que se ha trasformado Wall Street, está decidido a guiar el contraataque.
Basta reunirse con él una sola vez para entender el motivo: la diplomacia es la última de sus preocupaciones. Y ésta es quizá la razón por la que se ha encontrado tan a gusto con Silvio Berlusconi, con quien ha compartido en los últimos días algunos momentos de su viaje a Italia. "Me ha impresionado en todo -dice-, incluidos sus chistes".
Salvamento de la banca
En el blog del Wall Street Journal circula una historia divertida para entender al personaje. Al día siguiente del batacazo del banco Bear Stearns, el pasado mes de mayo, Jamie Dimon, de 52 años y un metro ochenta de altura, se conectó mediante multiconferencia con los banqueros más importantes de Wall Street para explicarles la lógica de la acción de salvamento de la banca acordada con la Fed.
Presionado e irritado por las continuas críticas del consejero delegado de Citigroup (C.NY), Vikram Pandit, en un momento dado Dimon perdió la paciencia: "Deja de hacer el idiota e intenta entender lo que te digo", gritó al oído del atónito banquero indio, el cual se guardó de añadir ningún otro comentario.
Un directivo 'sui generis'
Así, en esta entrevista concedida a Il Sole 24 Ore en la sede central de JP Morgan en Milán, el banquero estadounidense no ha traicionado su fama. El primer latigazo responde a los comentarios realizados por Angela Merkel a Financial Times: la canciller alemana ha acusado abiertamente a los bancos estadounidenses de ser los únicos responsables de la crisis global del crédito.
"Tengo el máximo respeto por la señora Merkel" -comienza Dimon- "pero no es justo hacer acusaciones genéricas: la culpa de la crisis es de aquellos bancos que han cometido errores estratégicos en la gestión del riesgo, que no han sabido prever los cambios del mercado. ¿Cómo se puede decir que la culpa es de los bancos estadounidenses? ¿Es que los europeos, los alemanes, los franceses o los suizos tienen menos responsabilidad? No creo en las generalizaciones y no me gusta que me metan en el mismo saco con los que han cometido graves errores".
Una observación interesante: Según Dimon, si los bancos italianos (como los españoles) han perdido con las hipotecas de alto riesgo menos que los demás es porque el sistema ha funcionado mejor: "Banca d'Italia, Consob y los banqueros han hecho bien su trabajo".
Alta remuneración
Dimon, que en 2007 recibió una remuneración de 15,5 millones de dólares, más de 42.000 dólares al día, no se reconoce obviamente en el grupo de los perdedores. Aunque el dato sea un simple consuelo, el primer trimestre lo ha cerrado con daños contenidos: los beneficios han descendido en un 50 por ciento hasta llegar a los 2.370 millones de dólares, y la cifra de negocios ha caído de 19.000 millones a 16.900, pero el grupo -una de las principales instituciones financieras mundiales- ha obtenido mejores resultados que los demás.
La cotización de sus acciones ha cedido poco más del 10 por ciento desde el comienzo del año, la perdida más baja del sector, y con una capitalización de 132.440 millones de dólares, actualmente JP Morgan vale 10 veces más que Lehman Brothers, el triple que Morgan Stanley (MS.NY), casi 5 veces más que Merrill Lynch (MER.NY) y cerca del doble que Goldman Sachs (GS.NY).
Entre la crisis y la recesión
"Es nuestra responsabilidad estar preparados para tiempos difíciles. Hemos trabajado duramente para estar bien capitalizados -explica- y prestamos mucha atención a tener suficiente liquidez para afrontar los desafíos de los mercados financieros. Sabemos que hay que estar preparados para que nos salgan las cuentas en la fase difícil del ciclo económico para posicionar con éxito la sociedad con vistas al futuro".
A este respecto, Dimon afirma compartir plenamente el análisis realizado por el gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi: después de casi 200.000 millones de dólares de devaluaciones y más de 150.000 millones de dólares de recapitalizaciones, la crisis de los bancos y el crédito está cada vez más cerca de su punto de inflexión.
"Draghi tiene razón y la crisis financiera quizás esté realmente próxima a su fin. Pero no se han resuelto todas las incertidumbres: el verdadero riesgo actualmente es la crisis de la economía estadounidense. El gasto en consumo desciende, los precios de las casas continúan desplomándose y la tasa de empleo está aumentando. Si caemos en la recesión, como temo, habrá un aumento de las insolvencias y un fuerte impacto en el sistema económico global. La crisis de las hipotecas de alto riesgo se encuentra ya en un segundo plano entre mis preocupaciones".
Dimon contraataca a los sofocantes requisitos de las nuevas normas, más estrictas, para el sistema bancario internacional avanzadas por algunos comisarios de la Unión Europea, comenzando por Charlie McCreevy, responsable de mercado interior, y sobre todo las propuestas de modificar el fair value -precio justo-, el mark to market -es decir la cotización de títulos al valor del mercado- para detener la ola de devaluaciones: el principio, como siempre, es que las reglas no se cambian a mitad del partido.
Normas más estrictas
"¿Cómo puede decirse que son de utilidad unas normas más estrictas? Si precisamente el problema es otro: es hora de reordenar, simplificar y armonizar el marco reglamentario del sistema financiero, comenzando por el de Estados Unidos. Entiendo que es fácil hacer una llamada a apretarse el cinturón, pero el objetivo debe ser la simplificación: de otro modo existe el riesgo de crear un batiburrillo de normas que paraliza el sector y frena su desarrollo".
Para Dimon, también la cuestión de mark to market se ha defendido mal: "Si un tipo de actividad pierde valor -explica el banquero, que por otro lado se ha visto obligado a devaluar activos por 2.500 millones de dólares en el último trimestre-, no se puede acusar al método de cálculo: el mark to market no ha creado el problema, simplemente lo ha agravado.
Creo que el mecanismo debe dejarse así como está para la evaluación del trading book de un banco, pero también considero que algunas intervenciones correctivas serían oportunas para algunos tipos de actividad. En síntesis, creo que la única acción necesaria debería apuntar a hacer el mark to market más preciso", concluye Jamie Dimon.