Empresas y finanzas

Las empresas podrán deducirse parte de su aportación a las Cámaras

  • El importe de la deducción impositiva y la condiciones están todavía pendientes
<i>El ministro Cristóbal Montoro junto al presidente de la Cámara de Comercio de Madrid, Arturo Fernández. Foto: Elisa Senra.</i>


Las aportaciones económicas voluntarias de las empresas para financiar programas concretos de las Cámaras de Comercio gozarán de una desgravación fiscal que se introducirá en la próxima Ley del Mecenazgo como responsabilidad social corporativa de las sociedades.

Ese es el compromiso asumido por el Ministerio de Hacienda, tras el acuerdo alcanzado entre el Partido Popular y los principales grupos políticos de la oposición durante la tramitación parlamentaria de la nueva Ley de Cámaras de Comercio, que entró en vigor el pasado día 3 de abril, aunque el importe de la deducción impositiva y la condiciones están todavía pendientes de determinar.

Una Ley de Cámaras que mantiene la supresión de la cuota cameral obligatoria, pero que abre la vía a las aportaciones voluntarias empresariales, a cambio de incentivos y de obtener una representación en los órganos de gobierno de las instituciones camerales.

Se incluirá en la reforma tributaria

Aunque el Gobierno había prometido aprobar la nueva norma sobre el mecenazgo antes de finalizar el año 2013, el proyecto de ley se ha retrasado para incluirlo dentro de la reforma tributaria porque "es su sitio", en palabras del ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro.

"Es su lugar y será una ley que perfeccione a la actual que hizo un Gobierno del Partido Popular", recalcó el ministro durante su respuesta a una pregunta en el Senado, para añadir que "será una ley para perfeccionar que afectará no sólo a la cultura, sino también a la participación de la sociedad civil para complementar a los servicios del Estado en una ayuda fundamental".

En la actualidad la desgravación fiscal por mecenazgo en España es del 25% de la cantidad aportada para los particulares y del 35% para las empresas. Unas cantidades que en medios empresariales se consideran "muy escasas y desincentivadoras".

En este punto contrastan las deducciones españolas con las que existen, por ejemplo, en Francia, donde las empresas galas se benefician de una deducción impositiva del 60% sobre el importe pagado en concepto de mecenazgo. Esta desgravación se amplía hasta el 66% para las personas individuales y pueden llegar hasta el 75% en algunas circunstancias excepcionales.

Estas tasas de desgravación están sin embargo muy alejadas de las que tiene en mente Hacienda, donde los técnicos consultados se limitan a apuntar que la "desgravación se hará más flexible". Puntualizando, eso sí, que habrá que tener en cuenta "la evolución de la economía y la ejecución presupuestaria del Estado para no poner en riesgo el cumplimiento del objetivo de déficit". Porque, recuerdan, que "la parte de impuestos que se deduce es dinero que no ingresa el Estado".

Apoyo al deporte

Lo que si parece que está decidido es que la futura Ley del Mecenazgo afianzará las deducciones fiscales para las empresas, especialmente para las pymes, que apoyen y fomenten el deporte.

En los Presupuestos Generales del Estado para el ejercicio en curso se incluía ya una disposición, considerada como anticipo de la Ley de Mecenazgo, por la que las empresas pueden deducirse un 40%, con un tope máximo de 50.000 euros, de la cantidad total que hayan aportado para actividades de mecenazgo deportivo. A este respecto, el diputado del Partido Popular por La Rioja, Conrado Escobar, anunciaba la semana pasada que estas deducciones se van a mejorar porque "queremos seguir trabajando en figuras de mecenazgo deportivo similares a las ya impulsadas por el Consejo Superior de Deportes, en colaboración con productores cinematográficos, para que , por ejemplo, el 1% de la recaudación de determinadas películas se destine a deporte base".

Respecto a otras medidas adicionales a los incentivos fiscales, tanto las organizaciones empresariales representativas de las industrias culturales como las asociaciones relacionadas con las artes y las letras apuntan también la necesidad de contar con un marco jurídico estable que garantice la continuidad de las aportaciones y los beneficios derivados de las mismas.

Además, consideran "imprescindible" fomentar desde los poderes públicos un cambio de mentalidad en los agentes económicos y en la sociedad en general para hacer entender que el mecenazgo no es un "lujo o un riesgo, sino una inversión que genera beneficios".