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Estudio cuestiona los efectos de las grasas alimentarias en la enfermedad cardíaca
NUEVA YORK (Reuters Health) - Los distintos tipos de grasasque la población consume através de la comida no estarían tan asociadas con el riesgo dedesarrollar enfermedad cardíaca como se pensaba, según sugiereuna revisión de estudios previos.
Las guías alimentarias oficiales de Estados Unidos y lasrecomendaciones de la Asociación Estadounidense del Corazóninstan a aumentar el consumo de los ácidos grasospoliinsaturados y a reducir el de las grasas saturadas. Pero unequipo observó que el riesgo cardíaco no variaba demasiado segúnfuera la cantidad consumida de esas grasas.
Las grasas poliinsaturadas provienen de los alimentos deorigen vegetal, como los frutos secos, las semillas y losaceites. Los Omega 3, que son un tipo de esas grasas, estánpresentes en los pescados. En cambio, la mayoría de las grasassaturadas de la dieta estadounidense proviene de alimentos deorigen animal, como las carnes rojas y los lácteos.
"Quisimos ayudar a resolver las incertidumbres asociadas conlos ácidos grasos y su posible relación con el riesgo dedesarrollar la enfermedad coronaria", dijo por e-mail el doctorRajiv Chowdhury, de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, yque dirigió la revisión publicada en Annals of InternalMedicine.
Con su equipo reunió la información de 72 estudiospublicados sobre más de 600.000 personas de 18 países. Losautores de esas investigaciones habían determinado el tipo degrasas consumidas o presentes en sangre o habían asignado alazar el consumo de suplementos con ácidos grasos o no. Todos losestudios incluyeron el seguimiento de los participantes parasaber quiénes desarrollaron trastornos cardíacos, como infartos,enfermedad coronaria o insuficiencia coronaria.
Cuando los revisores analizaron la información sobre elconsumo de ácidos grasos, hallaron que ningún tipo de grasassaturadas o poliinsaturadas tenía un efecto significativo en elriesgo cardíaco. Pero el consumo de las grasas trans (presentesen algunos alimentos procesados y en algunas margarinas enbarra) estuvo asociado con un 16 por ciento de más riesgo. Lasguías aconsejan evitar las grasas trans.
Al examinar los marcadores de ácidos grasos en sangre, losautores también hallaron poca diferencia en el nivel de riesgocon respecto del consumo de grasas saturadas o poliinsaturadas.Pero los resultados variaron entre los ácidos grasos.
Y a mayor cantidad de dos formas de Omega 3 en sangre (ácidodocosahexaenoico y eicosapentaenoico), menor riesgo dedesarrollar enfermedad cardíaca.
Los autores no detectaron una reducción significativa delriesgo con ninguno de los otros tipos de ácidos grasos en losestudios en los que, al azar, los participantes habían utilizadosuplementos. Las dosis utilizadas variaban entre 2 y 5,5 g/díade aceites agregados y entre 0,3 y 6 g/día cuando se utilizabancápsulas.
"El patrón de resultados de esta revisión no respalda lasguías de prevención cardiovascular vigentes que promueven elaumento de consumo de los ácidos grasos Omega 3 de cadena largay sugiere reducir el consumo de los ácidos grasos saturados",indicó Chowdhury.
Pero aclaró que se necesitan más estudios, en especial engran escala, antes de modificar las guías alimentarias.
Linda Van Horn, de la Escuela Feinberg de Medicina deNorthwestern University, Chicago, elogió el diseño de larevisión y opinó que muestra que algunos ácidos grasos sonmejores que otros. Pero no lo suficiente para modificar lasguías vigentes.
Van Horn, que presidió la Comisión Asesora de las GuíasAlimentarias de Estados Unidos en el 2010 y es portavoz de laAsociación Estadounidense del Corazón, agregó: "La gente deberíacomer como lo recomiendan las guías alimentarias. Este estudiono cambia la información sobre el efecto adverso de las grasassaturadas".
Aclaró que el cuerpo humano no tiene necesidad biológicaalguna de las grasas saturadas.
FUENTE: Annals of Internal Medicine, online 17 de marzo del2014.