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El AVE a París opera con retrasos por culpa de la infraestructura y el tráfico en Francia

  • En muchos trazados el AVE no tiene prioridad y debe respetar la circulación


No han pasado ni cuatro semanas desde que comenzó a operar el AVE Madrid-París y ya se detectan los primeros problemas de puntualidad por la alta densidad de la red ferroviaria francesa. Según explican fuentes conocedoras de la explotación de la nueva línea a la revista elEconomista Transporte, ya se han registrado en estos días algunos trenes que parten de Francia y llegan a territorio español con demoras que superan la hora.

Existen varias explicaciones para intentar justificar estos problemas. Las más oficialistas argumentan estos retrasos por el lógico periodo de adaptación que están pasando los servicios, al igual que ha ocurrido con otras rutas de alta velocidad que han necesitado un tiempo de rodaje.

Añaden que en el caso de este servicio la adaptación es mayor, ya que no hay que olvidar que cada país ha aportado diez trenes de alta velocidad de su flota y también los maquinistas, que tiene que irse acostumbrando a la idiosincrasia de cada señalización ferroviaria y al propio idioma.

Red gala saturada

Pero existe otra argumentación más estructural para explicar el problema de las demoras y que desde algunos ámbitos de Fomento se teme que podría afectar de manera perenne a este servicio: que la red francesa está mucho más saturada que la española y existe un tramo de casi 200 kilómetros de vía convencional que en muchas ocasiones acaba siendo un cuello de embudo para los trenes de alta velocidad.

El sistema ferroviario de Francia, al contrario que el español, funciona completamente en red, lo que significa que es habitual ver operar a trenes convencionales en vía de alta velocidad. En muchos trazados el AVE no tiene prioridad y debe respetar el día a día de la circulación, lo que deriva en que se pueden ir sumando retrasos considerables antes de cruzar la frontera.

El problema llega cuando se tienen que compartir rutas, como es el caso del AVE Madrid/Barcelona-París y sus diferentes variables. Hace poco más de dos semanas (el 21 de diciembre), por poner un ejemplo, un tren que realizaba la ruta Marsella-Madrid y que paraba antes en Barcelona llegaba a la Ciudad Condal con más de una hora de retraso, demora que se mantuvo hasta que finalizó el recorrido en la capital de España.

Normalmente en la alta velocidad española, los maquinistas con más pericia y conocimiento del recorrido compensan en algunos tramos (siempre respetando los límites de velocidad y la señalización) los retrasos causados en otros. Así, no hay problema para que un AVE de Madrid a Barcelona, por ejemplo, pueda recuperar un retraso de 15 minutos sin muchas dificultades.

Imposible recuperar tiempo

Pero en Francia es distinto. Primero, por la ya comentada naturaleza en red y, segundo, porque existe ese tramo de 200 kilómetros de vía convencional en el que se suelen acumular retrasos y es imposible recuperar tiempo, ya que en muchos casos no se puede superar la velocidad media de 120 kilómetros por hora.

Aunque un portavoz oficial de Renfe preguntado por esta publicación no hace comentarios sobre los retrasos, para el operador público español comienza a ser un quebradero de cabeza. La política de eficiencia de la compañía presidida por Julio Gómez Pomar es ejemplar en todo el mundo. Los datos objetivos hablan por sí solos: la alta velocidad española registra una puntualidad del 98%, mientras la francesa apenas ronda el 80%.

De hecho, Renfe tiene un compromiso con el cliente que no se suele dar en otras redes ferroviarias. El caso más llamativo es el AVE Madrid-Sevilla, que se compromete a abonar el importe integro del billete al pasajero si tiene un retraso superior a 5 minutos. El resto de la red de alta velocidad pura española bonifica la mitad a partir de 15 minutos de tardanza y la totalidad del billete si se superan 30 minutos. Los trenes Alaris, Altaria, Alvia y Euromed indemnizan el 25, 50 y 100 por cien en el caso de que el retraso sea superior a 20, 40 o 60 minutos, respectivamente.

En el caso de AVE Barcelona-París y sus variantes tanto Renfe Operadora como su homóloga francesa, la SNCF, se comprometen a un compromiso de indemnizaciones mucho más suave, ya que son conscientes que con la actual configuración de la alta velocidad francesa no se puede ofrecer más.

Así, si el retraso se producen en origen del viaje (antes de coger el tren) el cliente podrá desistir del mismo y solicitar el reembolso integro de su billete, cambiar el billete para otro tren o fecha o realizar el viaje y exigir después la indemnización que le corresponda.

En el caso de que elija la última opción y existan retrasos en destino del viaje, si este es inferior a 60 minutos el cliente no recibirá ninguna compensación y si es superior, la recibirá del 50%. Una política que nada tiene que ver con el AVE español.

El problema es que para operar la línea, Renfe Operadora y la SNCF han creado una sociedad al 50%, al igual que se hizo en su día con otros servicios como el Trenhotel. Sobre el papel es esta empresa quien se hace cargo de las indemnizaciones, independientemente del punto del recorrido donde se hayan registrado.

Ya está disponible el nuevo número de la revista digital elEconomista Transporte.