Así sería la nueva E.ON-Endesa
¿Cuál será el resultado? El nacimiento de un gigante energético europeo con muchos tentáculos latinoamericanos.
La dote procedente de América del Sur que aportará Endesa a este maridaje será bastante amplia si se tiene en cuenta que es una de las primeras compañías privadas que existen en la región. La eléctrica española tiene presencia en Colombia, Perú, Brasil, Argentina y Chile. El número de clientes asciende a 11 millones y la producción alcanza 14.100 megavatios (Mw).
La historia de un imperio
Todo un imperio que se ha conseguido paso a paso a lo largo de los años. Y es que Endesa no puede decir que es una empresa joven. La compañía fue fundada en la época franquista en 1944 con un perfil estatal. Un año después empezó a construir su primera central en Compostilla (León). Su carácter público empezó a perderse a partir de 1988, cuando el Estado puso en venta un paquete en el mercado, un proceso que terminó en 1998.
La eléctrica fue creciendo con la compra de pequeñas rivales como Electra Viesgo, Fecsa, Sevillana. Una vez ya engullidas las españolas, cruzó fronteras. Lo primero que hizo fue meter la cabeza en Electricidad de Argentina y a partir de ahí empezó una carrera hasta reunir una dote muy apetecible para una empresa cuyo negocio latinoamericano es cero, como es el caso de E.ON. Además la dote europea (Italia, Francia, Polonia) de la empresa española es otro de los atractivos que sedujo a la alemana.
Una soltera atractiva
Ahora Endesa se ha convertido en una soltera hecha y derecha que ha cautivado a más de un soltero. La estructura de los negocios de la eléctrica se sostiene en dos patas: energía y otros negocios. La primera se divide en otras tres áreas: energía, gas y renovables. La segunda se centra en la gestión de activos inmobiliarios de la mano de la filial Bolonia Real Estate. Unas joyas repartidas por España, Portugal, Latinoamérica y Europa.
¿Qué es E.ON? Un gran caballero de gas y electricidad que reina en Europa y que sueña con imponer su orden en el resto del mundo. Su cartera de clientes asciende a la astronómica cifra de 30 millones que están distribuidos en más de 20 países.
La eléctrica alemana es más joven que Endesa. Desde su creación en 2002 con la fusión de las eléctricas Veba y Viag con la gasista Ruhrgas, E.ON ha centrado su estrategia en salir a comprar al exterior para engordar sus actividades de gas y electricidad por Europa. ¿Cómo paga? Vende sus negocios no estratégicos y con ese dinero financia sus adquisiciones.
El imperio E.ON
Como todo imperio, E.ON tiene un orden dentro de su corte. La compañía se divide en cinco unidades en función de las zonas geográficas. Una de ellas es la división de Reino Unido, otra la de Escandinavia, Europa Central y la cuarta está fuera del Viejo Continente. El último área se centra en el negocio de gas paneuropeo.
Si finalmente los accionistas de Endesa dan el 'sí quiero' a E.ON, ¿cómo sería el reino que naciera de ese maridaje? Un líder mundial en electricidad y gas. La cartera de clientes ascendería a 50 millones repartidos en 30 países, el valor de negocio superararía 130.000 millones de euros, las ventas de electricidad sobrepasarían 600 teravatios (Twh) y las de gas más de 900 (Twh). La plantilla sumaría 107.151 empleados.
En esta nueva etapa, Endesa no perdería protagonismo. La eléctrica española se convertiría en la filial de E.ON para Europa del Sur y Latinoamérica. La sede se mantendría en Madrid, según ha reiterado el gigante alemán.
Las ventajas de la fusión
Con este matrimonio se conseguiría de un único golpe la consecución de posición de liderazgo europeo, al lograr un fuerte posicionamiento en todos los mercados de la UE y convertirse en una plataforma para beneficiarse de la futura integración del mercado.
Otra de las ventajas de este maridaje es que el nuevo grupo obtendría posiciones de escala en mercados de alto crecimiento como Francia, Italia, Polonia, Chile, Argentina, Brasil y Colombia, entre otros países.
La región central europea sería la que más peso tendría, ya que representaría el 32 por ciento de los beneficios, mientras que la Península Ibérica concentraría el 20 por ciento. Luego le seguiría el negocio de gas en Europa (12 por ciento), América Latina (11 por ciento) y Reino Unido (9 por ciento).
Una dote magnífica e interminable. Pero no todo es oro lo que reluce. Uno de los inconvenientes de este matrimonio podría ser que el nuevo grupo perdiese su liderazgo en el mercado español.
Iberdrola, principal beneficiaria de las condiciones de la CNE
Endesa es la primera eléctrica española y si E.ON la comprase con sus actuales joyas se mantendría ese liderazgo. El problema es que la CNE ha impuesto unas condiciones para que este matrimonio sea válido. La eléctrica alemana tendrá que ceder la gestión de varias centrales nucleares y de los sistemas eléctricos de Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. Operaciones de venta que podría aprovechar Iberdrola y ocupar el primer puesto en el mercado eléctrico. Así, en España, el nuevo grupo E.ON-Endesa perdería su corona y pasaría el testigo a Iberdrola.
Todavía no se puede tirar el arroz, porque el matrimonio no se ha celebrado y queda mucho camino por recorrer. Los accionistas de Endesa tendrán que decidir si les conviene dar este paso y por su parte E.ON recurrirá las condiciones de la CNE. ¿Veremos la boda?