Atrapados en el aeropuerto en medio de un colapso histórico
Laura Sangrá
Barcelona, 28 jul (EFECOM).- "Vergonzoso", "tercermundista" e "indignante" son los calificativos que se repiten hoy en el aeropuerto de Barcelona entre los miles de pasajeros atrapados en sus terminales por la huelga no anunciada del personal de tierra de Iberia, que ha originado un colapso histórico en El Prat.
El reparto de bocadillos y de agua llegada en camiones a cargo de la Cruz Roja entre los miles de afectados es la imagen generalizada que ofrecen las terminales A y B desde primera hora de esta mañana por la imprevista huelga en uno de los días de mayor tráfico aéreo del año por el inicio de la vacaciones.
El botellín de agua y el bocadillo es el racionamiento, propio de tiempos pretéritos, impuesto hoy en El Prat. Un pasajero pide un segundo sandwich para su mujer, pero la repartidora le pide "que venga" ella. "Es vergonzoso", comenta él.
Este es el panorama dantesco, "propio de un aeropuerto tercermundista", apostilla Rosa Maria Vernet, que se respira hoy en las terminales de El Prat.
Rosa Maria Vernet e Isidre Colet, una pareja de Tarragona, ha perdido su vuelo a Vigo; mañana a las 4 de la tarde tienen que participar, junto con otras 7 parejas de Deltebre (Tarragona), en un campeonato de bailes de salón que se celebra en Oporto.
"No confío en que lleguemos a tiempo de participar en la competición", comenta una triste Rosa Maria, profundamente decepcionada por la impotencia de ver que pasan las horas y su situación ni mejora ni se arregla.
Pero, pese a todo, siguen ahí, sentados en unas escaleras, sudando y haciendo acopio de botellines de agua mientras, de fondo, se oyen silbidos de los miles de impacientes turistas cuando se anuncian nuevas cancelaciones de vuelos.
Para muchos, el aeropuerto se ha convertido en un cepo: tienen maletas facturadas que no les devuelven y otros, los de los vuelos que llegaron de buena mañana a El Prat, no saben ni siquiera si sus maletas están en el aeropuerto.
Una muestra de estos "prisioneros" son dos chicos milaneses que vienen a pasar unos días con su amiga, Elettra Granata, que explica que ambos han estado "desde las 8.00 y hasta las 10:30 montados en el avión sin que les informasen de nada".
Además, cuando finalmente pudieron bajar, se percataron de que "no les devolvían las maletas y ni siquiera les informaban de dónde estaban sus pertenencias".
El colapso en el que se ha sumido el aeropuerto de El Prat salpica de lleno a otros aeropuertos españoles, que se ven obligados a acoger vuelos con destino a Barcelona.
En un vuelo de Helsinki a Barcelona, pero derivado al aeropuerto de Valencia, viajaba Nina Brailan con su marido y sus dos hijas. En pleno vuelo, Finnair les ha informado de los percances que estaban teniendo lugar en El Prat y, al llegar a Valencia, la misma compañía aérea les ha facilitado un autobús hacia el aeropuerto barcelonés.
"Teníamos que llegar a las 10.40", indica Nina Brailan a la vez que mira el reloj, ya casi por costumbre tras un largo día de esperas, "y hemos llegado pasadas las 17.00".
Pese a todo, el goteo de taxis cargados con turistas que llegan al aeropuerto es continuo; uno de los taxistas narra cómo una española con destino a Houston se enteró de la huelga de camino al aeropuerto, "y se echó a llorar, porque necesitaba ir a esa ciudad, y al parecer sólo hay un par de vuelos a la semana".
Monica Hope, una australiana de ruta por Europa, se entera de que algo no funciona justo al entrar en el aeropuerto: "¿Qué pasa?", inquiere con inquietud, para volver a preguntarse, cuando se entera de la huelga: "¿Y cómo voy a llegar a París?". EFECOM
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