Empresas y finanzas

La alta sociedad paquistaní pisa azulejos españoles



    Igor G. Barbero

    Islamabad, 17 abr (EFECOM).- La alta sociedad paquistaní, cada vez más proclive a vivir en núcleos residenciales cerrados y separados de las ciudades, lejos de su característico caos de tráfico, ha depositado su confianza en la empresa española Wingchair para amueblar y decorar el interior de sus apartamentos de lujo.

    Wingchair, que entró en el mercado paquistaní en 2003, inauguró hoy una tienda de cuatro plantas en una concurrida zona comercial de la ciudad oriental de Lahore, capital cultural del país, donde ya ha ayudado a levantar una fabulosa colonia de 42 apartamentos de lujo, conocida como Bahria Heights.

    La apertura del "showroom", en un acto bautizado por el embajador español en Islamabad, José María Robles, supone un paso adelante en la expansión de una compañía orientada a clientes de alto nivel adquisitivo y que ya se ha ganado el respeto del grupo constructor más importante de Pakistán, Bahria Town.

    "Para nosotros está siendo una oportunidad magnífica poder trabajar con Bahria Town", dice a Efe el propietario de Wingchair, José Antonio Estellés, quien explica que la empresa se ha encargado de hacer desde los techos de escayola hasta los revestimientos, pasando por la decoración, la iluminación, los armarios o los baños de la colonia de lujo.

    "Incluso todos los azulejos son españoles", añade Estellés, quien, no obstante, matiza que muchos productos no se pueden importar por sus altos precios y se opta por fabricarlos en Pakistán, donde su empresa emplea a cerca de 80 trabajadores.

    Bahria Town cuenta con vastos proyectos en Lahore, Islamabad o Rawalpindi, donde está levantando núcleos residenciales dotados de amplia oferta de entretenimiento y en los que también hay escuelas, hospitales y otros servicios a la imagen y semejanza, según presumen, de los de California.

    "La imagen que se tiene en el exterior acerca de Pakistán es que la gente se está pegando tiros constantemente, que hay mucha inestabilidad, y eso echa hacia atrás a muchos para invertir en este país", observa Estellés.

    Pero añade: "No obstante, con la situación actual, que a nivel político se está tranquilizando, Pakistán se presenta como un mercado potencial muy interesante".

    "Hay que experimentar un poco, si no, todo el mundo acaba invirtiendo en los mismos sitios", explica el empresario.

    Muebles, accesorios, cerámica, tejidos, lámparas o azulejos son algunos de los productos que Wingchair ofrece en su recién estrenada tienda de Lahore.

    "Contamos con seis proveedores españoles, se trata de gestionar cualquier demanda que podamos suministrar desde España e intentar canalizarla para potenciar las importaciones", explica Estellés, quien agrega que su empresa también está inmersa en proyectos de energía solar o de generadores energéticos.

    "Teniendo en cuenta la profunda crisis del sector energético en Pakistán -que conduce a constantes cortes del suministro eléctrico-, hemos pensado que es una buena idea introducirse en este ámbito", subraya.

    Próximamente también se encargarán de un proyecto de un hotel de lujo que en su primera fase contará con 24 "sweats" y que está llamado a ser una rabiosa novedad en Pakistán.

    El nulo tirón turístico del país, como consecuencia de la inestabilidad política y de los frecuentes atentados suicidas, se topa con la paradoja de que Pakistán tiene la voluntad de poner en marcha ambiciosos proyectos comparables a los de boyantes economías.

    En Islamabad, el consorcio paquistaní-saudí Pak Gulf Constructions desarrolla desde 2006 un enorme proyecto, The Centaurus, que pretende tener listo para dentro de dos años, entre otros, un hotel de siete estrellas, algo que en la actualidad sólo tiene el parangón del Burj al Arab de Dubai.

    Según informó a Efe una fuente diplomática, The Centaurus tiene previsto alojar empresas españolas en su zona comercial. EFECOM

    igb/ja/prb (con fotografías)