"Es el momento para equilibrar los mercados de compra y alquiler"
Tradicionalmente, los españoles hemos preferido ser propietarios a vivir de alquiler. ¿Está la crisis inmobiliaria cambiando esta tendencia?
Los españoles fuimos europeos hasta los años 70, cuando el porcentaje de vivienda en alquiler era del 40 por ciento. Posteriormente, nos desviamos por el diseño de una política de vivienda volcada en la compra. En estos momentos, confluyen dos elementos. Por un lado, los incentivos al alquiler han mejorado notablemente en esta legislatura (desgravación fiscal restaurada, Renta Básica de Emancipación, ayudas a los propietarios...) y, por otro, la propia situación del mercado. Es un momento histórico para equilibrar el mercado de compra y el de alquiler. Muchos ciudadanos se han dado cuenta de que el alquiler no es menos digno que la compra y que no sólo debe considerarse como una opción residual y marginal.
Y los propietarios, ¿han superado el miedo y la desconfianza que les llevaba a dejar sus viviendas vacías antes de arriesgarse a que el inquilino no abonara la renta?
Los propietarios ahora tienen todas las garantías para que su inmueble esté preservado de daños y especialmente de morosos. La Sociedad Pública es la referencia en este sentido. El propietario recibe su renta directamente de la Sociedad, por lo que está garantizada durante cinco años, pase lo que pase con el inquilino. Esto es un incentivo muy claro.
El Gobierno ha prometido a los jóvenes ayudas para el alquiler, pero muchos propietarios han reaccionando subiendo los precios para, indirectamente, aprovecharse de esas ayudas. ¿No ha sido peor el remedio que la enfermedad?
España adolecía de una verdadera política de alquiler que se pudiese homologar a nuestros vecinos. En la mayoría de países europeos la distribución entre ayudas directas y fiscales es mayoritaria a favor de las ayudas directas. Éstas son mucho más eficientes y equitativas a la hora de ayudar a colectivos determinados. Por ello, se ha acertado en instaurar una ayuda a la emancipación para un colectivo concreto, siempre en función de su renta. Las malas prácticas de algunos hay que perseguirlas, porque además no tiene ningún sentido económico defraudar. Los ingresos para los propietarios de estos alquileres están exentos de tributación, por lo que toda la renta es neta.
Según usted, hasta ahora el mercado de alquiler carecía de seguridad y profesionalidad. ¿Qué resultados están dando sus recetas para solventar estos problemas?
Los primeros frutos se refieren a la extensión de productos de seguros que antes no existían. Pero más importante que todo esto es que ha comenzado a existir ya una industria específica que se dedica a la producción de vivienda en alquiler, tanto libre como protegida. Las medidas legales, financieras y fiscales están generando ya que los fondos de inversión, pero también las sociedades de arrendamiento, empiecen a considerar que el mercado de alquiler profesionalizado es rentable. En este sentido, destacan las iniciativas de grupos empresariales como Sterling en Valencia o Lazora. Esto está generando un parque de viviendas en alquiler estable, con una mayor calidad y sin los problemas de gestión que tienen los pequeños propietarios. Al mismo tiempo, la legislación sobre intermediarios inmobiliarios aprobada y lo que queda por hacer en esta legislatura también esta permitiendo que grandes grupos de intermediación se lancen a especializarse en el mercado de alquiler, como pueden ser el Grupo 90 o Por Fin Alquilo.
Una vez liberados de este lastre, ¿Hasta donde podría crecer el mercado de alquiler en España en los próximos años?
Las bases para que este mercado explote están puestas. En estos momentos es la parte del sector inmobiliario que tiene más potencial de crecimiento. No hay que olvidar que más de cinco millones de jóvenes de entre 25-35 años todavía viven en el hogar familiar. Esto, junto con el colectivo creciente de separados/as y el de mayores configuran un mercado potencialmente muy rentable a medio y largo plazo. Por tanto, podríamos asistir a una equiparación con las ratios europeas en los próximos diez años.
Para ello, será necesario que España cuente con un parque estable de viviendas públicas en régimen de arrendamiento. ¿Qué cifras manejan en este sentido?
La gran apuesta del Gobierno es la construcción en los próximos años de 1,5 millones de viviendas protegidas, el 40 por ciento en alquiler. Es decir, 60.000 viviendas por año. A esto hay que unir a la iniciativa privada, que ahora tiene instrumentos muy rentables, como las sociedades de inversión inmobiliarias, para actuar en este mercado. Así, podríamos llegar a cifras cercanas a 80.000 viviendas por año en la próxima década, que nos acercaría a las necesidades básicas para que el acceso a una vivienda como bien de uso sea una realidad.