Empresas y finanzas

El tope a los depósitos daña el crédito y el consumo de las clases medias

  • Las entidades tendrán menos liquidez para prestar dinero a familias y empresas
  • El poder adquisitivo caerá, porque la inflación es muy superior al límite del 1,75%
  • Se duda de la legalidad de la medida por la falta de competencias del BdE


El tope a los superdepósitos ha abaratado sustancialmente la financiación de los bancos. Pero esta rebaja no se ha trasladado, de momento, a los tipos que cobran en la concesión de los créditos. Según fuentes del sector, este efecto se verá a medio plazo y siempre que se produzca una recuperación económica, que es la base para que los préstamos vuelvan a fluir.

Los expertos consultados por elEconomista son más pesimistas y sostienen que el límite impuesto daña aún más la concesión del crédito a corto y medio plazo, además de perjudicar el consumo, dos de las palancas fundamentales para la reactivación de la actividad en nuestro país.

La medida perjudica claramente a las clases medias. Los ricos, las grandes empresas y las administraciones públicas no se ven afectadas, porque el supervisor ha dejado margen de actuación a las entidades. Éstas podrán remunerar sin castigo a los clientes que lleven cantidades superiores a los 10 millones.

Varios son los motivos que esgrimen los expertos para vaticinar que la decisión del supervisor va en contra de lo que necesita la economía para recobrar el pulso. Por un lado, parte del ahorro irá a productos fuera de balance, como los fondos de inversión, con lo que la liquidez de las entidades se verá mermada y, por tanto, tendrá menos capacidad para incrementar el volumen de préstamos que concede a pymes y familias.

Además hay otro factor a tener en cuenta. El tope a los depósitos dificulta aún más la concesión de las entidades nacionalizadas. Éstas tienen restringida su capacidad para ofrecer créditos, ya que por cada euro que prestan tienen que disponer, al menos, de un euro en la cartera de depósitos. La menor maniobra para obtener dinero de los clientes en estos grupos (que son cuatro) recorta las expectativas de que los préstamos vayan a aumentar en el corto plazo.

Por otro lado, argumentan que el poder adquisitivo de las familias se verá afectado, porque el límite del 1,75% es muy inferior a la subida de la inflación - el IPC de diciembre se situó 2,9%-, por lo que los ciudadanos que contraten depósitos perderán dinero y capacidad para consumir.

Un castigo a la banca

El límite a los depósitos no es de obligado cumplimiento, pero las entidades que ofrezcan mayores intereses a los prefijados serán castigadas con un colchón superior de capital. En este sentido, los expertos sostienen que la banca española en general no cuenta con margen suficiente en su solvencia como para poder saltarse la recomendación del Banco de España. Nouriel Roubini destaca en uno de sus últimos informes, publicado esta semana, que las entidades españolas no podrán contribuir a la recuperación de la economía por sus ratios de capital actuales, que se ven dañados por el largo proceso de reestructuración financiera.

En este contexto, las entidades han decidido no mover ficha y mantienen, por ahora, las mismas condiciones en los créditos otorgados a las familias y a las empresas. El endurecimiento de los criterios sigue vigente. En el caso de las hipotecas, los diferenciales se sitúan muy por encima de los 2 puntos sobre el euribor. En el caso de las pymes es muy superior. Se encuentra casi en el 4%.

Mientras que el euribor se ha desplomado en el último año a mínimos históricos de hasta un 0,5%, los diferenciales aplicados por el sector bancario no han dejado de subir.

Este aumento de las tasas impide a muchas familias y empresas entrar en el colectivo de clientes solventes para las entidades, lo que se ha traducido en un cerrojazo del crédito a la economía. El saldo crediticio de la banca ha elevado su ritmo de caída hasta un 5,66% en noviembre, último dato publicado por el organismo supervisor, que supone otro descalabro histórico.

Críticas y peticiones

Los analistas sostienen que, a pesar de que el volumen de créditos que puedan conceder baja, las entidades sí cuentan ahora con más margen para poder rebajar los niveles de exigencia en la concesión de esos préstamos y reclaman un recorte de los diferenciales, una vez que el Banco de España ha acotado la remuneración en la captación de depósitos.

Lea el artículo completo en la edición en PDF de elEconomista.