Empresas y finanzas
Colonial podría dividirse en dos: ¿quién defiende al accionista minoritario?
Ha pasado casi un mes desde esas declaraciones y parece que el empresario ha perdido esa lista de prioridades o se ha olvidado o la ha invertido. Es verdad es que las circunstancias no son las mismas, pero la única solución que Portillo está negociando ahora mismo con el fondo de Dubai para salvar a la compañía llevará al destierro al pequeño inversor.
Oficialmente, la firma soberana árabe no ha alcanzado un acuerdo con los dos principales accionistas de Colonial, Luis Portillo y Nozar, para comprarles el 51 por ciento del capital de la inmobiliaria. Al cierre de esta edición, las tres partes no habían sellado un pacto. Extraoficialmente, había muchos rumores en el mercado respecto a este culebrón, una situación que se ha convertido en rutinaria.
¿Está cerca el acuerdo?
En este plano, el fondo de Dubai y los dos socios han logrado un acuerdo sobre Colonial y ahora están limando flecos. La nueva propuesta difiere bastante de la primera y la única oficial que presentó la firma árabe y que contemplaba el pago de 1,85 euros por cada título de Colonial, lo que la valoraba en 3.000 millones. La mitad de ese desembolso se realizaría en metálico y la otra mitad en papelitos.
En estos requisitos se incluía el principal y más duro de roer: que Colonial vendiera su negocio de suelo y promoción residencial, que representa el 19 por ciento del valor de los activos (ver gráfico adjunto). Una operación bastante difícil si se tiene en cuenta que ahora este mercado vive con mayor intensidad la crisis inmobiliaria, por lo que se malvendería para cumplir con el plazo fijado del fondo árabe. Una vez que Colonial se deshiciera de esta parte, el pretendiente dubaití reduciría su oferta económica, ya que el volumen de la compañía habría disminuido.
En un principio, Portillo y Nozar rechazaron ese planteamiento. Una posición que fue cambiando ante el final de los plazos fijados por sus bancos acreedores, de manera que la propuesta que ahora hay en la mesa copia el modelo de la primera oferta. Según fuentes del mercado, la idea es dividir la compañía en dos.
Patromonialista y promotora
Una de las sociedades englobaría la pata patrimonial donde se incluiría el negocio de alquiler (ver gráfico), más la participación de FCC. Esta compañía es la que se quedaría el fondo de Dubai a cambio de un pago de entre 1,20 y 1,30 euros por acción. La otra sociedad que saldría de la división englobaría el negocio de promoción residencial y suelo de Colonial, donde las riendas las tomarían Portillo y Nozar y el resto de sus socios, al igual que los pequeños inversores, porque esta promotora sería la que cotizaría.
Con este acuerdo, que recordemos no está cerrado ni anunciado oficialmente, los dos principales accionistas, por un lado, podrían saldar una parte de las deudas que tienen contraídas con sus bancos y, por otro lado, un área de negocio que podrían explotar y sacar ingresos de ellos para seguir pagando sus deudas.
Hasta aquí el papel, más o menos, lo tendrían solucionado el fondo árabe (que sería el ganador), los bancos acreedores (Calyon, Eurohypo, Goldman Sachs y Royal Bank of Scotland) y los dos protagonistas de la historia (Portillo y Nozar). Pero qué ocurre con los accionistas minoritarios, qué pueden hacer ellos. Metieron sus ahorros en el capital de una sociedad que era patrimonialista y terminarán en una promotora donde el capitán del barco podría ser el mismo que hundió Colonial y sin ninguna alternativa. Es verdad que el que invierte en bolsa se arriesga, pero los administradores son responsables de velar por el interés de todos sus inversores, no sólo en el propio.
¿Qué pasa con el minoritario?
Ante este panorama, ¿dónde está la preocupación de Portillo por esos 27.000 ahorradores? No obstante, todavía no hay que lanzar las campanas al vuelo porque no hay acuerdo firmado. Lo único real y palpable es la evolución de la cotización de la bolsa, que ha subido y ha bajado en los dos últimos meses al ritmo de los rumores y de la aparición y marcha de los pretendientes que llamaban a las puertas de Colonial.
El pasado 28 de diciembre, cuando la crisis en la compañía explotó, la acción se situó en 1,88 euros. Un precio que subió cuando se confirmó que Joaquín Rivero había mantenido conversaciones. Lo mismo ocurrió cuando General Electric llamó a las puertas al igual que el fondo árabe. Pronosticar la evolución de la acción era una tarea tan difícil como la de dar un parte meteorológico para un mes.
La pregunta es: ¿quién se ha beneficiado de que el título cayera tanto en una fecha concreta para comprar y luego subiera como la espuma en un periodo muy breve para vender? La CNMV es la encargada de responder a esta cuestión pero no ha metido mano hasta ahora. Mientras tanto, los pequeños inversores, sin ninguna arma de defensa, hacen cálculos sobre sus pérdidas.