Empresas y finanzas

El crédito se abre a la gran empresa, pero se cierra más a pymes y hogares



    El sector financiero ha abierto el grifo del crédito en el primer trimestre. En un hecho inusual desde que estallara la crisis, las entidades han elevado la concesión de nuevos préstamos. Pero sólo para las grandes empresas. La financiación para pymes, autónomos y familias sigue cerrado.

    Según los datos publicados por el Banco de España, el crédito nuevo por un importe superior al millón de euros -al que acceden en su mayor parte las compañías de mayor tamaño-, experimentó un cambio de tendencia al aumentar en un 6 por ciento entre enero y marzo de este año con respecto al mismo periodo de 2011. Las entidades concedieron préstamos de estas características por un importe total de casi 91.000 millones.

    La subida contrasta sustancialmente con la caída que experimentó a lo largo del pasado ejercicio, cuando la financiación a grandes empresas se desplomó más de un 22 por ciento.

    Previsiblemente este cambio de tendencia sea puntual y se vean nuevas caídas en los próximos trimestres. El sector ha asegurado en las últimas semanas que el crédito se mantendrá cerrado en todos los sectores hasta que la economía no se recupere y salga de la recesión, ante la baja demanda solvente. Además argumenta que las provisiones que tiene que llevar cabo este año para cumplir con la reforma financiera supone un freno para la apertura de los préstamos.

    En el segmento de las pymes y las familias no ha habido un cambio, ni siquiera puntual. Las entidades han continuado con el grifo cerrado en el primer trimestre. Para las pymes, la financiación profundizó su caída con un descenso del 13 por ciento. El importe concedido a estas compañías se quedó en los 38.425 millones.

    Al consumo se reduce

    La situación es todavía peor para las familias. La banca ha bloqueado la concesión de dinero para hipotecas, a pesar de que el sector necesita desprenderse de los pisos adjudicados que lastran sus balances.

    El crédito para la adquisición de viviendas, según los datos del Banco de España, se redujo un 22,9 por ciento. También descendió el destinado a productos de consumo, más de un 10 por ciento, y el de otros fines, más de un 4 por ciento.

    Las entidades han endurecido en los últimos años las condiciones para acceder a los préstamos, debido al aumento de la morosidad y los mayores costes para conseguir liquidez ante la sequía de los mercados mayoristas. Las insolvencias han superado por primer vez desde la crisis de 1993 el umbral del 8 por ciento. Las previsiones apuntan a que a lo largo de este ejercicio sobrepasen el nivel del 9 por ciento.

    Distintos responsables del sector han avanzado en abril que la morosidad continuará por la senda alcista hasta, al menos, la primera mitad del próximo año, momento en el que se estabilizará para después empezar una tendencia bajista.

    Buena parte de los créditos impagados están concentrados en el sector inmobiliario, donde las compañías promotoras han dejado de hacer frente a sus compromisos ante el pinchazo de la burbuja. Si bien la banca intenta que estas empresas puedan pagar las cuotas correspondientes y, en la medida de lo posible, les dan oxígeno a través de refinanciaciones.

    No hay cifras oficiales, pero se estima que el 80 por ciento de los créditos concedidos al sector promotor están refinanciados. Estos se incluyen en el capítulo de las nuevas operaciones.

    De esta manera, el sector financiero evita un aumento sustancial de la morosidad, al tiempo que reduce sus necesidades de provisiones, que merman la cuenta de resultados y el capital.