Jove necesita 1.748 millones antes de julio para no perder el 5% de BBVA
El empresario gallego Manuel Jove, antiguo propietario de Fadesa, necesita de forma urgente 1.748 millones si no quiere perder su 5% en BBVA. Una parte importante de su inversión en este banco se financió, en el momento de la compra en 2007, mediante un préstamo estructurado de 2.695 millones de euros, que fue facilitado por UBS Bank.
Jove, que puso como garantía las propias acciones, ha amortizado ya de forma anticipada una parte, pero hay pendientes todavía 1.748 millones de euros, que vencen el próximo 31 de julio. "Quedan muchos meses", dicen con calma fuentes del holding.
Pero seis meses no parecen demasiado cuando los números de su grupo empresarial están en rojo y la deuda pendiente suma un total de 2.824 millones.
Dos alternativas
"Tenemos dos alternativas, o renovar la operación y ampliar el plazo de financiación o dejarla vencer", aseguran las fuentes consultadas. El problema es que en este último caso eso supondría tener que devolver a UBS las acciones del banco para cancelar la operación. El préstamo se firmó con una prenda sobre 174 millones de acciones, pero de acuerdo con las últimas cuentas anuales de Inveravante, al cierre de 2010 la hipoteca que garantizaba el préstamo era efectiva sólo sobre 114,7 millones.
Es equivalente a algo más del 2,3% del capital, aunque hay que tener en cuenta que, según reconocen en Inveravante, la financiación está vinculada también a la evolución de las acciones. Y BBVA ha caído un 62% desde que se firmó el préstamo. Jove compró a 18,22 euros y el banco cerró en bolsa el pasado viernes a 6,76 euros por acción. En las últimas memorias se explica asimismo que al cierre del ejercicio el grupo mantenía un préstamo a largo plazo por importe de 156,8 millones, que está garantizado también con prendas sobre BBVA.
Manuel Jove está trabajando así contrarreloj para conseguir liquidez y mantener su presencia en el banco, en el que entró tan sólo nueve meses después de vender Fadesa por 4.000 millones de euros a Fernando Martín. La operación fue planteada como una inversión financiera permanente, sin vocación de intervenir en la gestión, y derivada de "una apreciación muy positiva de las posibilidades de creación de valor de BBVA a largo plazo", según se dijo entonces.
El tiempo no es, sin embargo, el único problema de Manuel Jove. A falta todavía de que se hagan públicas las cuentas de 2011, Inveravante ha perdido en los dos años anteriores ejercicios 576 millones de euros. Y eso que los números rojos se redujeron más de un 80% en 2010, hasta 88,9 millones. De acuerdo con las últimas cuentas anuales presentadas por Inveravante en el Registro Mercantil, Jove tiene en pérdidas 41 de las 48 empresas que integran el holding empresarial. Es el caso de prácticamente todas sus compañías energéticas, especialmente en el mercado de las renovables; de la firma textil Caramelo, o de la gran mayoría de sus bodegas.
Y por si todo eso fuera poco y mientras intenta renegociar con UBS, su deuda no ha parado de crecer. Aunque es cierto que cuenta con activos valorados en 5.355 millones de euros, los compromisos financieros del empresario se incrementaron en 300 millones de euros en 2010.
A la espera de juicio
Jove está pendiente además de que un tribunal gallego dicte sentencia respecto a la demanda presentada por Fernando Martín, presidente de Martinsa Fadesa, por la que les reclama a él y a su antiguo consejero delegado en la inmobiliaria coruñesa, Antonio de la Morena, un montante de 1.578 millones de euros por una presunta valoración inflada de los activos de la compañía cuando la compró a finales del año 2006.
La cantidad solicitada se basa en las valoraciones realizadas por la consultora American Appraisal de los activos que Martín adquirió al realizar la opa amistosa. Los tres puntos fundamentales de la reclamación judicial son los metros cuadrados adquiridos, el uso de los suelos, y las tramitaciones con los ayuntamientos.
Según los datos a los que tuvo acceso este diario en el que se presentó la demanda, los metros cuadrados que Fadesa entregó a Fernando Martín en el momento de la compra eran distintos a los que figuraban en la documentación que pasó a englobar el archivo de Martinsa.