Empresas y finanzas

La banca europea se asfixia

    Cameron y Sarkozy


    El peligro de un colapso financiero se ha evidenciado con la inyección coordinada de los bancos centrales.

    Las entidades europeas han tenido que ser rescatadas por los cinco mayores bancos centrales del mundo. En una acción coordinada, de tintes históricos, éstos se han visto obligados a actuar para evitar el colapso con una inyección masiva de liquidez, lo que ha evidenciado la grave situación en la que se encontraba el sector financiero del Viejo Continente.

    Las dificultadesmás relevantes estaban instaladas en Francia. Los desplomes en bolsa de BNP Paribas, Société Générale y Crédit Agricole a principios de esta semana anticipaban un panorama catastrófico para el sistema galo. Losmercados de capitales habían cerrado las puertas para que pudieran obtener recursos en dólares.

    La desconfianza era máxima. La probabilidad de que Grecia pueda quebrar en un futuro cercano había puesto contra las cuerdas a estas entidades, que tuvieron que reaccionar con planes de ajuste especiales para intentar calmar los nervios de los inversores. De nada sirvió, porque la incertidumbre continuó enmáximos. La agencia de calificación Moody's rebajó la nota de Société y de Crédit. Salvó a BNP, pero alertaba de los riesgos a un contagio de la crisis helena a otros países con consecuencias devastadoras.

    Quitas en bonos soberanos

    El temor a que otras naciones se obligadas a reestructurar la deuda era y es lo quemantiene en vilo a losmercados de todo elmundo. ¿Por qué los franceses están en el centro de todas as miradas? Primero porque en sus balances acumulan gran parte de los soberanos de los países periféricos. Son grandes acreedores de Grecia, España e Italia. Sólo BNP, Société y Crédit cuentan con 44.400 millones de deuda de estos tres. Los expertos advierten que una quita en el valor de estos activos provocaría millonarias pérdidas y, por tanto, importantes necesidades de capital, que tendrían que ser inyectados por el Gobierno a través de ayudas.

    Por eso los mercados habían cerrado las puertas a estos bancos y sólo tenían abiertas las puertas del BCE para obtener liquidez. En euros, por supuesto.Y este aspecto es el que dejaba en una posición indefensa a las entidades francesas, que en el corto plazo -doce meses- tienen que hacer frente al volumen de 170.000 millones en vencimientos en dólares,  imposibles de pagar con unos inversores reacios a financiarlos.

    En un informe los analistas de Citi consideraban que la banca francesa "era altamente dependiente de los mercados mayoristas". En concreto, el 55 por ciento de sus créditos está cubierto con fondos recabados de los "inversores cualificados". Citi hacía hincapié en los activos denominados en dólares (un 20 por ciento del total), lo que podría poner en jaque al sector galo, ya que esta dependencia representaría un "problema a la hora de refinanciarse".

    El colapso se avecinaba justo el día en que se cumplía el tercer aniversario de la quiebra de Lehman Brother. La caída de uno de los tres mayores bancos franceses conllevaría un escenario aún más catastrófico. Podría arrastrar a bancos holandeses y alemanes, también con una exposición en dólares elevada. Los españoles apenas cuentan con vencimientos en dólares a corto plazo por importe de 6.000 millones, una cantidad manejable y que se debe a la actividad operativa de sus filiales en EEUU.

    Nivel "altísimo" de estrés

    "Los bancos europeos están sufriendo las consecuencias de un altísimo nivel de estrés en los mercados de liquidez. Algunos de ellos no consiguen ya financiación de entidades", explica un experto de la agencia Fitch para describir la situación actual.

    La inyección de liquidez de los cinco grandes bancos centrales del mundo es un balón de oxígeno para las entidades del Viejo Continente, que podrán respirar, al menos, hasta final de este año.

    ¿Pero si Grecia quiebra antes? Nadie se atreve a dibujar el panorama de una manera concreta, porque el impacto y el riesgo de contagio es impredecible. El FMI ha calculado de manera provisional las necesidades de capital para la banca, más de 200.000 millones de euros, ya que las carteras de deuda tendrían que ajustarse a su valor real. Si esto ocurre el presidente de Deutsche Bank, Josef Ackermann, alerta de que muchas entidades tendrían que desaparecer. No habría dinero suficiente para tapar todos los agujeros.

    Mientras la incertidumbre alcanzaba umbrales nunca vistos en la zona euro, una comisión de expertos contratada por el Gobierno británico lanzaba unas propuestas nada alentadoras para el sector financiero inglés. El plan diseñado podría costar entre 6.000 y 8.000 millones de euros al año al conjunto de los bancos radicados en la City londinense.

    El eje central del proyecto es obligar a que las entidades separen sus divisiones de inversión del negocio minorista y elevar sus ratios de capital hasta el 10 por ciento de aquí al ejercicio 2019. El objetivo no es otro que evitar cualquier tipo de riesgo para que no se repitan los rescates millonarios del Estado al sistema. En los tres años de crisis, el Gobierno ha tenido que destinar más de 800.000 millones de euros a la recapitalización de la banca del país.

    La medida ha sido acogida por los mercados con un cierto optimismo, debido sobre todo al laxo periodo de tiempo con el que contarán las entidades para adaptarse a la mayor revolución regulatoria de la historia en Reino Unido.

    No obstante, los bancos han mostrado su disconformidad y advierten de que estas medidas dificultarán la recuperación del crédito, vital para que la economía crezca. La normativa es más estricta que la aprobada en el marco internacional de Basilea III. Ésta sitúa para 2019 una exigencia de ratios de solvencia del 7 por ciento, aunque se espera que los grandes bancos -aquellos demasiado grandes para caer- se vean obligados a aumentar el volumen de reservas para cubrir pérdidas.

    Los problemas en España están más acotados para el sector financiero, aunque la gran incertidumbre sigue siendo la estabilidad y el peligro de contagio al Estado y su deuda. Las cajas continúan con sus planes de recapitalización, aunque el supervisor tendrá que inyectar en las próximas semanas unos 4.500 millones en las tres entidades que no han logrado encontrar inversores privados -Catalunya Caixa, Noca Caixa Galicia y Unnim-.

    El Banco de España ha dado un plazo de un mes adicional a dos grupos de cajas, Liberbank y BMN, para que recaben los fondos suficientes y poder cumplir con las exigencias de solvencia. El plazo podría, no obstante, extenderse hasta final de año. El gobernador, sin embargo, está preocupado principalmente por el desenlace de la CAM, cuya subasta está teniendo poco interés por parte de los competidores ante la debilidad de su balance. A los 2.800 millones comprometidos, el regulador está dispuesto a otorgar 2.500 millones al comprador para cubrir pérdidas de la alicantina, además de una línea de financiación para paliar los vencimientos.

    Y también está vigilante ante los problemas de liquidez, ante el cierre de los mercados a toda la banca europea y con la recopilación de informes diarios.

    Esta situación está llevando a las entidades de nuestro país a recurrir de nuevo al BCE a financiarse.
    En agosto, en plena tormenta por la incertidumbre de España e Italia, reclamaron al instituto monetario casi 70.000 millones de euros, el máximo anual, tras subir un 34 por ciento.