Los libios huyen de los combates por tierra y mar
Mientras, los insurgentes trataban de obtener miles de millones de dólares en créditos de Occidente para alimentar y abastecer sus territorios y financiar su campaña militar.
Los refugiados que huyen del oeste de Libia han dicho que está aumentando el peligro de inanición en algunas localidades asediadas. En Zintán se han producido fuertes bombardeos y el envío de ayuda al puerto de Misrata se ha visto entorpecido por fuego de artillería y una mina colocada en la entrada del mismo.
Portavoces rebeldes dijeron que había combates en los suburbios del este de Misrata, la principal localidad en poder de los rebeldes en el oeste del país. El puerto de Misrata, la única vía de comunicación y abastecimiento de la asediada ciudad, ha sido duramente bombardeado. Uno de los portavoces indicó que aviones de la OTAN atacaron a las tropas gubernamentales.
"Hay combates en la zona de Buruia. Las brigadas (pro-Gadafi) están intentando entrar en el área de Tamina, al este de la ciudad", dijo por teléfono a Reuters Reda, uno de los portavoces.
Gadafi, que se hizo con el poder en un golpe de Estado en 1969, no ha sido visto en público desde que las autoridades anunciaron que había sobrevivido a un ataque con misiles de la OTAN contra una vivienda en Trípoli el sábado en el que murieron su hijo menor y tres nietos.
La agencia de refugiados de la ONU dijo que se ha reanudado el éxodo en las montañas occidentales, y que las familias libias estaban huyendo hacia el sur de Túnez.
"Este último fin de semana, más de 8.000 personas, la mayoría de ellos bereberes, llegaron a Dehiba, en el sur de Túnez, la mayoría de ellos mujeres y niños", dijo el portavoz de ACNUR Adrian Edwards en una rueda de prensa en Ginebra. Decenas de miles más ya han huido.
La situación se ha complicado por una tormenta de arena que azota el lugar. El paso fronterizo de Dehiba ha cambiado de manos varias veces en la última semana, en la que los combates se han extendido a territorio tunecino.
"ACNUR y nuestros socios están tenido problemas para mantener los campamentos cercanos. La tormenta ha destruido centenares de tiendas y nuestros dos almacenes portátiles de gran tamaño", explicó Edwards, que agregó que la mayoría de los refugiados están yéndose en grupos tribales. Muchos se quedan unos días y luego se van con familias tunecinas.
También ha aumentado el éxodo por mar hacia Italia, tras diez días de parón debido al mal tiempo. Unas 3.200 personas han llegado a la pequeña isla de Lampedusa en los últimos cinco días, la mayoría de ellos subsaharianos, según ACNUR.
ECONOMIA DESTROZADA
Ali Tarhuni, jefe del comité financiero del consejo nacional rebelde, dijo el martes que esperaba que Francia, Italia y Estados Unidos extendiesen un crédito asegurado por los activos libios congelados en el extranjero. El dinero debería llegar en una semana ó 10 días.
"Necesito unos 2.000 ó 3.000 millones de dólares y esperamos conseguirlo todo o casi todo", dijo Tarhuni a los periodistas en la capital rebelde, Bengasi.
Las fuerzas leales a Gadafi, que no ha sido visto en público desde que las autoridades anunciaron que había sobrevivido a un ataque a un edificio en Trípoli el sábado, mantuvieron la presión sobre las posiciones rebeldes en el oeste.
La economía libia destrozada tras más de dos meses de guerra civil, por lo que los fondos para pagar por alimentos, medicinas y sueldos del Estado, de los que depende la mayoría de la población, se están acabando.
Los insurgentes esperaban un derrocamiento rápido de Gadafi, pero sus milicias mejor entrenadas y equipadas detuvieron el avance rebelde en el oeste y llevaron los combates a un punto muerto que podría durar meses.
"En cada momento aparece una nueva necesidad en términos de comida, medicinas y en términos de personas que están heridas", dijo Tarhuni.
El suministro de combustible, vital para mantener las ciudades orientales abastecidas y continuar la campaña militar contra Gadafi, también es escaso.
En las montañas occidentales, como en el este del país, los rebeldes han pedido una mayor intervención occidental, amparada en la resolución de la ONU. Los más críticos dicen que la OTAN ya ha superado su mandato con el ataque del sábado por la noche sobre la vivienda en la capital libia, aunque la alianza militar occidental insiste en que solo ataca objetivos militares y que no trataba de asesinar al líder libio.
Dragaminas de la OTAN revisaron el lunes el canal de entrada al puerto de Misrata para retirar explosivos y poder reanudar los envíos de ayuda a la ciudad. La alianza dijo que destruyó dos de las tres minas colocadas por el Gobierno y que eran dispositivos pequeños y difíciles de detectar, pero capaces de provocar graves daños.
La Organización Internacional para la Migración dijo que un barco con ayuda esperaba fondeado lejos de Misrata a que acabe el bombardeo y se retiren las minas antes de intentar entregar los suministros y evacuar a unos 1.000 extranjeros y heridos libios.