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Secretario de Comercio de EE.UU. le renueva a Uribe decisión sobre TLC



    Bogotá, 13 oct (EFECOM).- El secretario de Comercio de Estados Unidos, Carlos Gutiérrez, le renovó hoy al presidente colombiano, Álvaro Uribe, la decisión de su gobierno de convencer al Congreso en Washington de la necesidad de que apruebe el tratado comercial negociado por ambos países.

    Gutiérrez lo hizo en el segundo encuentro en menos de un mes que mantiene con Uribe, a quien visitó en Bogotá para analizar el estado de las gestiones del Tratado de Libre Comercio (TLC) en el Legislativo norteamericano.

    "Un TLC con Colombia es una idea necesaria y muy buena", insistió el alto funcionario tras reunirse con el gobernante de este país andino en la Casa presidencial de Nariño.

    El secretario de Comercio concurrió a la sede del Ejecutivo junto a los representantes demócratas Emanuel Cleaver II, John Salazar, Kendrick Meeks, Jim McDermott, Gregory W. Meeks, y Edolphus 'Ed' Towns, y el republicano Doc Hastings.

    La delegación es la segunda que Gutiérrez trae a Colombia desde mediados del pasado septiembre, cuando él puso en marcha este tipo de visitas conjuntas a Colombia, como "estrategia" para convencer a los legisladores de que este país andino está haciendo las cosas bien y se merece la aprobación del TLC.

    Los congresistas pueden ver "con sus propios ojos" los avances colombianos, dijo el funcionario, y apuntó que "es importante el efecto multiplicador que va a haber cuando vuelvan y cuenten a otros lo que han visto".

    "Lo que no queremos ver es que el reloj dé toda la vuelta sin lograr algo", dijo Gutiérrez en una reunión con la prensa que mantuvo junto al ministro de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, Luis Guillermo Plata.

    El cargo colombiano conformó el grupo de funcionarios del país que asistieron al encuentro de Uribe con Gutiérrez, en el que también participaron el titular del Interior y de Justicia, Carlos Holguín, y la embajadora del país en Washington, la ex canciller Carolina Barco.

    "Colombia necesita esta votación (la del Congreso en Washington)", agregó Gutiérrez, y subrayó que es irónico que el Legislativo de su país se resista a aprobar el TLC, cuando sí lo hizo con el acuerdo de preferencias arancelarias con el que la Casa Blanca compensa la lucha antidroga de los países andinos.

    En este sentido, el ministro Plata dijo que la preocupación de su gobierno está centrada en el TLC y no en las preferencias, que expirarán en cinco meses.

    Para Colombia, dijo luego, "lo importante es que tengamos una fecha pronto y que empecemos a mover el Tratado", que Bogotá y Washington firmaron en noviembre de 2006, y que ya fue aprobado por el Congreso de este país.

    "Me siento con más confianza, que estamos más cerca, que las cosas se están alineando", agregó Plata al aludir al avance de la gestión del TLC en Washington.

    El ministro colombiano consideró que "hay una brecha entre la percepción y la realidad" de su país, que es diferente, dijo, de la que se lee en los periódicos de Washington, Nueva York o Chicago.

    La única forma de cambiar esta percepción, admitió Plata, es con misiones como las que acompañan a Gutiérrez.

    Tras sus gestiones en Bogotá, el secretario de Comercio y la delegación parlamentaria viajaron con Uribe a Bojayá o Bellavista, población en las selvas del departamento selvático del Chocó, en la frontera oeste con Panamá.

    El gobernante los invitó a la inauguración del nuevo casco urbano de la localidad, que en mayo de 2002 sufrió la peor matanza de civiles en la historia del conflicto armado interno, con la muerte de 119 personas.

    Las víctimas eran vecinos que se habían refugiado en el templo católico para ponerse a salvo de combates entre guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y paramilitares del ahora disuelto Bloque "Élmer Cárdenas" (BEC).

    Un cilindro de gas doméstico cargado con explosivos causó la matanza.

    El pueblo inaugurado, llamado Nuevo Bellavista, fue construido a un kilómetro del antiguo asentamiento, afectado siempre por desbordamientos del río Atrato, e incluye 264 casas para cerca de 1.200 lugareños, mayoritariamente negros. EFECOM

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