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El hijo de Gadafi advierte del riesgo de guerra civil



    TRÍPOLI (Reuters) - El líder libio, Muamar Gadafi, luchará contra una revuelta popular hasta "el último hombre", según aseguró el lunes uno de sus hijos, después de que las protestas llegaran a la capital por primera vez tras días de disturbios en la ciudad de Bengasi.

    Manifestantes antigubernamentales se congregaron en las calles de Trípoli, algunos líderes tribales hablaron contra Gadafi, y unidades del Ejército desertaron a la oposición, en una revuelta que se ha cobrado la vida de más de 200 personas.

    Un importante edificio gubernamental en la capital ardía el lunes por la mañana, dijo un periodista de Reuters. El edificio es donde el Congreso General del Pueblo, o Parlamento, se reúne cuando está en sesión en Trípoli.

    La ciudad de Bengasi, en el este del país, donde comenzaron las protestas la semana pasada tras la detención de un abogado de derechos humanos y donde decenas de personas han muerto a manos de las fuerzas de seguridad, estaba en la práctica en manos de los manifestantes, según algunos vecinos.

    Saif al-Islam, uno de los hijos de Gadafi, apareció en la televisión nacional en un intento de amenazar a los sublevados y a la vez calmar al pueblo, diciendo que el Ejército impondría la seguridad a cualquier precio para aplacar una de las revueltas más sangrientas que han afectado recientemente al convulso mundo árabe.

    "Nuestra moral está alta y el líder Muamar Gadafi encabeza la batalla en Trípoli, y estamos detrás de él, así como el Ejército libio", declaró. "Seguiremos luchando hasta el último hombre, incluso hasta la última mujer (...) No dejaremos Libia a los italianos o los turcos", agregó.

    Agitando un dedo ante la cámara, Saif culpó a los exiliados libios de fomentar la violencia. Pero también prometió diálogo sobre reformas y alzas salariales.

    MAÑANA TRANQUILA EN TRÍPOLI

    Un vecino de Trípoli, que no quiso ser identificado, dijo a Reuters que las calles de la capital estaban tranquilas el lunes por la mañana. No había señales de la policía, algo anómalo en la ciudad.

    Dijo que el domingo por la noche, manifestantes antiGadafi habían sido sustituidos por sus seguidores, que se congregaron en el centro de la ciudad alrededor de la plaza Verde hasta las cinco de la mañana (04:00 GMT).

    "Después del discurso de Saif al-Islam, la gente proGadafi, especialmente los jóvenes, salió a las calles, sobre todo en el centro, aclamando a Gadafi. Esta gente estuvo en pie toda la noche, marcharon toda la noche, algunos desde los coches".

    "Estuvieron en la plaza Verde y a lo largo de la calle Omar al-Mokthar. Diría que eran cientos", declaró.

    "Hablé con alguno cerca de la plaza donde se estaban produciendo los enfrentamientos y me dijo que estaba tranquilo y que (los manifestantes antigubernamentales) se han ido ya".

    "Anoche durante los disturbios había policía por ahí y estuvieron disparando al aire. Pero después de eso no ha habido policía por aquí", añadió el habitante de Trípoli.

    Las promesas de Saif al-Islam podrían no ser suficientes para sofocar la ira desencadenada tras cuatro décadas del gobierno de Gadafi, simulando los acontecimientos registrados en Egipto, donde una revuelta popular derrocó al aparentemente inexpugnable presidente Hosni Mubarak hace 10 días.

    "La gente aquí en Bengasi se está riendo de lo que está diciendo. Es la misma vieja historia (sobre una prometida reforma) y nadie cree lo que dice", dijo un abogado en la segunda ciudad de Libia a la BBC tras ver el discurso.

    "Es un mentiroso, mentiroso, durante 42 años hemos escuchado estas mentiras".

    En Bengasi, los manifestantes parecían controlar en gran medida la situación tras obligar a tropas y policías a retirarse a un recinto. Edificios gubernamentales fueron incendiados y saqueados.

    "La seguridad ahora está en manos del pueblo", dijo el abogado.

    "Jóvenes con armas están al cargo de la ciudad. No hay fuerzas de seguridad por ningún sitio", dijo el profesor universitario Hanaa Elgallal a la televisión Al Yazira.

    Salahudin Abdulá, un autodenominado organizador de las protestas, declaró: "En Bengasi hay celebraciones y euforia. La gente está muy emocionada por la situación. Ahora mismo está en calma. La ciudad ya no está bajo control militar. Está completamente bajo control de los manifestantes".

    Dijo a la cadena de televisión que los manifestantes estaban intentando restablecer el orden creando comités autónomos para gobernar y distribuir alimentos básicos.

    El levantamiento libio es uno más en la serie de revueltas que se han propagado como un incendio en el mundo árabe desde diciembre, derrocando a los veteranos gobernantes de Túnez y Egipto y amenazando arraigadas dinastías desde Bahréin a Yemen. Occidente ha visto con alarma cómo tradicionales aliados y antiguos enemigos se han visto amenazados, y ha apelado a realizar reformas y a actuar con contención.

    El apoyo a Gadafi, el hijo de un pastor que se hizo con el poder en 1969, entre las tribus del desierto de Libia, también está decayendo. El líder de la tribu Al- Zuwayya, del este, amenazó con cortar las exportaciones de petróleo si las autoridades no detenían "la opresión de los manifestantes".

    Libia es el cuarto mayor exportador de petróleo de África, con una producción de 1,6 millones de barriles al día. El petróleo se disparó en más de 1 dólar el barril a 103,5 dólares el barril entre temores de que los disturbios pudieran interrumpir los suministros. Algunas petroleras extranjeras estaban retirando a pequeños números de personal expatriado.