General Motors no cede ante sus trabajadores, que han iniciado una huelga en todo el país
A pesar de que los representantes sindicales habían prolongado hasta hoy el plazo de vigencia del actual convenio -que venció el pasado 14 de febrero-, finalmente no lograron nigún acuerdo después de que ayer General Motors rechazase la exigencia de garantizar la construcción de nuevos vehículos en Estados Unidos para salvaguardar el empleo.
Una huelga como en años
El principal sindicato de trabajadores de la automoción del país no había convocado una huelga nacional desde el año 1976, cuando paralizó las plantas de Ford. En 1996, durante las negociaciones del convenio de General Motors, se llevaron a cabo paros en dos plantas de este grupo.
UAW hizo público un comunicado en el que expresaba la "decepción" generada por General Motors al no haber reconocido las aportaciones realizadas por sus trabajadores en los últimos años. "Desde 2003, nuestros miembros han realizado extraordinarios esfuerzos cada vez que la compañía ha venido a nosotros con un problema: la reestructuración, el plan de bajas, la suspensión de pagos de Delphi o los problemas por prestaciones sanitarias", indicó el presidente de UAW, Ron Gettelfinger.
La empresa
Por su parte, General Motors respondió al comienzo de la huelga con un escueto comunicado en el que lamenta la decisión de UAW y anuncia que seguirá centrando sus esfuerzos en la consecución de un acuerdo "tan pronto como sea posible".
La compañía destaca que las negociaciones implican aspectos complejos y difíciles que afectan a la seguridad de la plantilla en Estados Unidos y a la viabilidad a largo plazo de la empresa. "Estamos trabajando con UAW para encontrar soluciones conjuntas que permitan afrontar los retos de competitividad", añadió.
Según el comunicaco, su principal objetivo de las negociaciones del futuro convenio es limitar el gasto que suponen las prestaciones sanitarias para empleados y jubilados, dado que estos costes generan una significativa desventaja competitiva en para los constructores estadounidense en relación con sus rivales asiáticos.
El primer fabricante mundial de automóviles obtuvo un beneficio neto de 891 millones de dólares (655 millones de euros) en el segundo trimestre del año, frente a unas pérdidas de 3.400 millones de dólares (2.500 millones de euros) en el mismo período de 2006. Ahora, la corporación está inmersa en un plan de reestructuración en Norteamérica, anunciado a finales del año 2005 que contempla la supresión de 30.000 puestos de trabajo y el cierre de catorce instalaciones.