Empresas y finanzas

¡Falcon Crest en La Rioja! El dueño de Bodegas Faustino despide a sus hijos

  • Julio Faustino Martínez y su nueva pareja abren la batalla para controlar el grupo


Ni Angela Chaning, la implacable matriarca de Falcon Crest, se atrevió a tanto. El dueño de Bodegas Faustino, Julio Faustino Martínez, ha desatado una guerra sin cuartel con sus hijos. A sus 78 años ha expulsado del consejo de administración a Lourdes y Carmen Martínez Zabala y junto con su nueva pareja, Mari Cruz Lizarazu, se ha hecho con el control absoluto de la compañía.

Según informan fuentes próximas a la bodega, el empresario podría acabar expulsando también del máximo órgano ejecutivo en los próximos días a José Miguel, que ocupa el puesto de consejero delegado, y a Pilar, los dos vástagos que hasta ahora se habían mantenido fieles a sus posturas.

Fuentes oficiales de la empresa reconocen la salida de Lourdes y Carmen -se produjo hace unos meses, aunque no se ha conocido hasta ahora-, pero niegan, sin embargo, que vaya a suceder lo mismo con José Miguel y Pilar. Al menos por el momento. Estas mismas fuentes explican que hay un quinto hermano, pero, según dicen, está dedicado a la venta de muebles y nunca ha participado en la gestión de la compañía, a la que es totalmente ajeno.

De las expulsadas, Lourdes Martínez Zabala era la que tenía una de las mayores responsabilidades, ocupando la dirección financiera de la empresa y siendo la representante de la misma en el consejo de administración de FCC, compañía en la que el grupo Faustino tiene el 5% del capital.

Guerra sin fin

Ese puesto podría estar ahora mismo en juego, desconociéndose también lo que puede pasar en un futuro próximo con José Luis Fernández de Jubera, el director general desde hace años, que no tiene lazos familiares con los Martínez Zabala y que, aunque por ahora sigue, podría acabar también por marcharse.

"De la mano de su nueva pareja, Julio Faustino Martínez ha desatado una batalla legal contra los hijos, contratando al despacho de abogados Barrilero para intentar apartarles definitivamente de la compañía, algo que está haciendo por burofax", aseguran las fuentes consultadas. "Primero han sido Lourdes y Carmen, pero al final seránel resto. Incluso el director general, que ha estado unido siempre a la familia, también acabará saliendo".

El caso es que cuatro generaciones después de su constitución, y pese a contar con un protocolo familiar que garantizaría la sucesión, el gigante vinícola, que factura más de 110 millones de euros y exporta sus vinos a más de 65 países, se tambalea.

Aunque su situación financiera no es mala y sigue teniendo una fuerte presencia en vinos de calidad, tanto en España como en el exterior, en el mercado se especula con que los problemas familiares están afectando a su desarrollo y Faustino podría estar planteándose incluso la venta de Portia, la bodega de Ribera del Duero, inaugurada el pasado mes de octubre y convertida en uno de sus buques insignia, tras la participación en el proyecto del arquitecto Norman Foster.

Un gigante vitivinícola

Fundado por Eleuterio Martínez, el Grupo Faustino inició su actividad en 1861, pero ha sido ahora con el actual presidente, cuando ha alcanzado su mayor auge. Tras llegar a plantearse incluso en los últimos años una posible salida a bolsa -proyecto que finalmente no se ha llevado a cabo- actualmente cuenta con siete bodegas, ubicadas en cuatro de las principales denominaciones de origen de España.

Propietario de más de 1.500 hectáreas y cerca de 90.000 barricas y doce millones de botellas en stock, la mayor parte de su actividad se concentra en La Rioja, donde se encuentran Bodegas Faustino, Campillo y Marqués de Vitoria. Pero está presente también en La Mancha, con Bodegas Leganza; en Navarra, con Valcarlos y, desde hace un par de años, en Ribera de Duero, con Bodegas Portia. Sus principales mercados, aparte de España, están en la Unión Europea, aunque está creciendo también con fuerza en los últimos años en Estados Unidos.

El problema es que el grave enfrentamiento familiar desatado ahora podría dar al traste con todo.

Su situación es muy parecida a lo que ha ocurrido en el grupo Eulen, el conglomerado empresarial de la seguridad y la limpieza creado por David Álvarez, y en otra de sus empresas, bodegas Vega Sicilia, en la denominación de origen de Ribera del Duero.

En este caso, cinco de los siete hijos de David Álvarez se rebelaron contra él e intentaron apartarle de la gestión de las dos empresas. Fracasaron en Eulen, pero lo han conseguido, al menos por el momento, en la bodega. Aunque la batalla legal no ha terminado y el empresario leonés ha acudido a los tribunales para defender lo que considera suyo. La batalla, en cualquier caso, se recrudece en las viñas.