La UE necesita 1.900 millones de euros adicionales para poner en órbita Galileo
La Comisión Europea acaba de reconocer públicamente que los costes de poner en órbita Galileo se han disparado. Y que la factura adicional para la UE se elevará 1.900 millones de euros por encima de lo presupuestado.
Los políticos y los banqueros tienen muchas cosas en común, como que intentan soterrar los agujeros negros de sus cuentas todo el tiempo que sea posible. De hecho, elEconomista ya adelantó a mediados de octubre de 2010 que el desfase presupuestario del proyecto rondaba los 1.500 o los 1.700 millones de euros.
Galileo es la futura constelación europea de satélites que prentende competir con el sistema estadounidense GPS. El cálculo inicial de los costes del proyecto se limitaba a 3.400 millones de euros
La desviación presupuestaria, desgraciadamente típica de toda licitación pública, es por la puesta en órbita de los satélites. Hubiera sido más barato usar tecnología rusa. Pero con el argumento de la seguridad (Galileo es un proyecto civil, pero incluye aplicaciones policiales y militares), Bruselas ha recurrido a Francia y la factura se ha multiplicado.
Nadie quiere aportar más
El italiano Antonio Tajani, vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Empresa e Industria, lleva desde el otoño pasado sondeando en privado a los Gobiernos de los 27 países de la UE. La respuesta, de momento, ha sido un no rotundo. La coyuntura no ayuda a que nadie se rasque el bolsillo para aumentar su contribución: crisis, ajustes presupuestarios, recortes de las pensiones y de los sueldos de los funcionarios, etcétera.
Se baraja retrasar el proyecto (la solución que a día de hoy parece más probable), o reducir sus aplicaciones. En vez de que en 2014 estén en órbita los treinta satélites planeados, la constelación podría limitarse a unos 18 y esperar hasta 2017 o incluso 2020 para ser desplegada del todo. Pero Galileo sería adelantado por las constelaciones rivales en desarrollo de Rusa y China.
En cualquier caso, en Bruselas diversas fuentes comunitarias aseguran que aunque a corto plazo la situación invite a ser pesimista, laUE no abandonará un proyecto políticamente tan emblemático. Estas mismas fuentes subrayan que daría muy mala imagen internacional renunciar a tener una alternativa al GPS. Y añaden que desde el punto de vista de la política industrial, el sector aeroespacial de Alemania, Francia e Italia espera como agua de mayo la inyección de dinero público que Galileo supondrá.