Rumasa plantea un ERE temporal de 18 meses para toda la plantilla de Clesa
Los Reyes Magos han traído un ERE temporal para los 500 trabajadores de Clesa. Apenas unos días después de que Nueva Rumasa anunciara un acuerdo para pagar a los ganaderos los retrasos que acumulaban desde el pasado verano, la compañía ha empezado a negociar ahora con los sindicatos una reestructuración de la plantilla de su filial láctea.
El objetivo es reducir al máximo la carga salarial en las fábricas de Madrid, Caldas do Rei (Pontevedra) y Sevilla mediante una reducción de las jornadas laborales, que se extenderá por un periodo de 12 a 18 meses.
La fábrica de Sevilla, en la que trabajan 170 trabajadores, se cerrará además el próximo verano. En este caso, sin embargo, hay que tener en cuenta que la propietaria de las instalaciones no es Clesa, sino Central Lechera Asturiana. Los Ruiz Mateos la alquilaron a Central Lechera Asturiana hace dos años, después de que ésta anunciara su intención de desprenderse de la misma.
El arrendamiento, que incluía una opción a compra, se extendía hasta el año 2012, pero debido a los problemas económicos que está sufriendo, Nueva Rumasa ha decidido rescindir el contrato de forma anticipada. La notificación, según establece el contrato firmado, se tiene que producir con un mínimo de seis meses de antelación, por lo que, en principio, la fábrica no se abandonará hasta el próximo verano, viéndose así afectada también por el ERE.
Objetivo: evitar despidos
Clesa mantuvo los beneficios en 2009 -ese año ganó 5,2 millones-, pero todo indica que la situación se ha deteriorado en el último año, lo que le obliga ahora a tomar medidas urgentes. Un portavoz de Nueva Rumasa explicó ayer a este periódico que "la forma en la que se aplicará el ERE todavía no está definida y dependerá de la negociación con los sindicatos", aunque garantizó que no habrá despidos, sino reducciones de jornada y, consecuentemente, de sueldos. Los representantes de los trabajadores temen, no obstante, que haya bajas temporales y que si la situación de crisis persiste, el grupo se vea obligado finalmente a una reestructuración más profunda.
En este sentido, CCOO insiste en que se abra un diálogo para asegurar "el mantenimiento del empleo y la garantía de los derechos económicos y laborales del conjunto de los trabajadores y trabajadoras del Grupo Nueva Rumasa", y no sólo de Clesa.
El sindicato no oculta su preocupación por otras fábricas del grupo e insiste en la necesidad de "restaurar la estabilidad necesaria que permita resolver la situación critica de algunos centros de trabajo". A finales del pasado año, tanto CCOO como UGT alertaron ya en un comunicado de un retraso en el pago tanto de las nóminas como de las facturas de los proveedores. La compañía niega en todo momento que esté teniendo problemas de liquidez y achaca estos retrasos, que, según dice, en parte ya están subsanados, a los procesos lógicos de negociación en un momento en el que el grifo del crédito está completamente cerrado. No obstante, está tomando medidas de urgencias para buscar financiación.
En búsqueda de liquidez
Además de intentar reducir su carga salarial, ha vendido un 5 por ciento de Cacaolat -quiere desprenderse de otro 20 por ciento-, ha puesto en marcha una ampliación de capital en Clesa para buscar inversores y está negociando la venta de inmuebles.
La empresa está negociando con varios fondos de inversión la venta de tres centros de Carcesa y varios hoteles de Hotasa para quedárselos después en régimen de alquiler bajo la fórmula de lo que se denomina una operación de sale & leaseback, con lo que se reserva una opción de compra posterior. Su idea es conseguir con ello alrededor de 150 millones de euros.
Las cuentas de Nueva Rumasa no se conocen porque el grupo no las consolida por temor a lo que ocurrió con la expropiación hace treinta años.
Tal y como adelantó elEconomista el 18 de enero de 2010, bajo esta misma premisa, los Ruiz Mateos han montado además todo el holding desde Holanda y distintos paraísos fiscales.