Las consecuencias del caos aéreo: zarpazo al turismo y daños colaterales
- Se evitan las pérdidas millonarias, pero no los daños de imagen
La amenaza de huelga anunciada por los controladores el pasado de 3 agosto y finalmente no materializada ha activado las señales de alarma en el sector turístico, que por tercer año consecutivo crecerá por debajo del Producto Interior Bruto (PIB) previsto por el Gobierno (-0,3%).
Las distintos mensajes lanzados por el Ejecutivo y las asociaciones patronales del sector han sido sido, finalmente, tenidas en cuenta por la nueva junta directiva de los controladores, que había tensado al máximo la cuerda negociadora.
Distintas consecuencias
Las consecuencias económicas de la convocatoria de huelga son difíciles de cuantificar, aunque algunas organizaciones como la Confederación Española de Hoteles (Cehat) habían llegado a calcular que el paro podría ocasionar unas pérdidas para el sector de hasta 40 millones de euros al día, afectando directamente a tres millones de trabajadores y a cerca de 400.000 empresas. Una cifra refrendada por Exceltur, que ha estimado que cada día de huelga afectaría a 690.000 pasajeros en España, con un coste próximo a los 39 millones de euros.
Las compañías aéreas no han querido facilitar números, pero reconocen que lo peor no ha sido el anuncio de la huelga, sino los constantes retrasos de los vuelos programados, que han generado algunas cancelaciones, pérdidas de enlaces a los viajeros internacionales, abonos de compensaciones, gastos en alojamientos hoteleros y alimentación.
Una partida no contemplada que irá contra de sus cuentas de resultados, muy afectadas por la paralización de los vuelos durante explosión del volcán islandés Eyjafjöll, crisis cerrada con unas pérdidas de 2.500 millones de euros, según cálculos de la Comisión Europea.
Impuntualidad creciente
Para reflejar la situación que han vivido las principales aerolíneas españolas, sirva el dato de que Iberia, Vueling y Spanair se convirtieron el pasado mes de julio en las compañías más impuntuales de Europa. Iberia alcanzó una tasa de puntualidad del 45,92%, lo que situó a la compañía española a la cola de puntualidad en Europa.
De los 14.940 vuelos operados por la aerolínea presidida por Antonio Vázquez, el 21,81% aterrizó en su destino con un retraso de entre 15 y 29 minutos, un 11,63% tomó tierra "muy tarde" -entre 30 y 44 minutos- y un 19,91% tuvo un retraso "excesivo" de 45 minutos o más. Le siguieron Spanair y Vueling, con un 47,76% y un 51,26% de sus conexiones en tiempo, que ocuparon el vigésimo quinto y vigésimo cuarto lugar, respectivamente, en la lista de puntualidad del continente.
La preocupación por la convocatoria de huelga ha traspasado la fronteras domésticas. Así, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) instó ayer a los controladores españoles a que acepten entrar en un proceso de arbitraje para resolver sus diferencias. Su director, Giovanni Bisignani, urgió a los controladores a negociar con Aena y recomendó a ambos colectivos "tomar las medidas posibles para evitar la huelga". "No es momento para huelgas -agregó-, un proceso de nego- ciación abierto y equilibrado debería resolver sus diferencias".
Asimismo, añadió que la huelga sería "nefasta" para la economía española y recordó que la crisis financiera global debe retar a los gobiernos, empresarios y empleados a modificar sus posturas para "construir una economía más sólida y robusta". "Con un 20% de paro España no puede ser un espectador", consideró el máximo responsable de la IATA.