Bancaja cambia el chip y busca ahora una fusión para poder recurrir al Frob
"No nos planteamos ninguna fusión como una necesidad perentoria, ni por necesidad de ganar tamaño ni por necesidad de que te inyecten activos a través del FROB". Así hablaba el presidente del Grupo Bancaja, José Luis Olivas, el pasado 10 de febrero, y ése ha sido el discurso de la todavía tercera caja española hasta hace dos días.
Incluso después de que la CAM anunciara su fusión fría con Cajastur y el objetivo de Caja Madrid, hasta entonces puesto en la entidad alicantina, se desviase hacia Bancaja.
"Vamos a estudiar todas las opciones del mercado, porque la situación económica ha cambiado", explicaban ayer fuentes oficiales de Bancaja, ante los fuertes rumores que corrían por Valencia de que Rodrigo Rato, con el apoyo del PP y el Banco de España, se ha lanzado a por la entidad valenciana.
Dificultad para financiarse
Estas fuentes basaban el cambio de estrategia de Olivas en el endurecimiento de las condiciones de financiación para todos los operadores españoles, sean administraciones, empresas o banca, lo que habría llevado a la entidad a recurrir a las ayudas del FROB, que hace cuatro meses consideraba poco atractivas por su alto coste, un 7,75%. Las dificultades para obtener dinero en el mercado se endurecieron aún más para el Grupo Bancaja el 1 de junio, después de que Fitch rebajara la calificación de su deuda.
Esta necesidad de Bancaja se ha juntado con las presiones de Rodrigo Rato y el PP nacional para que se integre en el SIP de Caja Madrid. Fuentes empresariales daban ayer por hecho que "todo el pescado está vendido" y que la operación está bendecida por el Banco de España y por Mariano Rajoy. Sería "la gran caja del PP", con unos activos de 339.000 millones de euros -incluidas las cinco pequeñas cajas que negocian ahora con Caja Madrid-, muy por encima de La Caixa, que tendrá 280.000 millones después de absorber Caixa Girona.
José Luis Olivas confirmó al comité ejecutivo de la entidad que se están estudiando varias posibilidades, sin descartar la de Caja Madrid, siempre pensando en una fusión fría mediante un Sistema Institucional de Protección (SIP). Entre esas posibilidades están Ibercaja, única mediana (44.700 millones de activos) junto a BBK (29.800) que queda libre, alguno de los SIP que están en proceso de constitución o las pequeñas cajas no fusionadas, entre ellas Caixa Ontinyent.