Empresas y finanzas

Sexo en Nueva York o cómo vender un producto desde la gran pantalla



    El pasado fin de semana aterrizó en los cines estadounidenses la última entrega de Sexo en Nueva York. El poder de convocatoria de las cuatro protagonistas es tal que habrían copado la taquilla estadounidenses de no ser porque el estreno de otro coloso, Shrek, coincidió en las mismas fechas. Las empresas lo saben y no han dejado pasar la oportunidad.

    El éxito comercial de la adaptación a la gran pantalla de la famosa serie de HBO es indiscutible, críticas cinematográficas aparte.

    Escaparate de lujo

    Por ejemplo, la afición de Carrie Bradshaw y sus tres amigas por los trapitos caros es de sobra conocida y también su capacidad de convertir en imprescindible lo que llevan puesto. Por eso, en este largometraje se exhiben de nuevo modelos de firmas tan conocidas -y poco asequibles para el ciudadano medio- como Dior, Galliano, Gaultier, Chanel, Ralph Lauren o YSL.

    Quizás los entendido en moda sepan identificar la autoría de cada prenda de un vistazo, pero el resto de ojos ajenos recordarán pantalones, camisas y vestidos sin un nombre asociado. Aunque sólo en este caso. Los anunciantes han sabido valorar el potencial del filme y muchas empresas se han apuntado al carro, insertando sus productos en las escenas.

    Gracias a la técnica del product placement, durante todo el largometraje se pueden ver numerosas marcas, tal y como enumera la CNBC. Algunas son reincidentes, como el vodka Skyy, que ya estuvo presente en la primera Sexo en Nueva York, o Apple: el ordenador de la periodista Bradshaw, habitual en la serie de televisión, hace una aparición estelar también en esta versión para el cine.

    Algunos de los novatos son el champán de LVMH, Moet Hennessy, y HP, que ha introducido su portátil específicamente diseñado para mujeres y ha conseguido agotar existencias. Además, sus monitores acaparan la oficina de Samantha. Mercedes tampoco ha querido quedarse sin su parte del pastel: las cuatro protagonistas conducen un vehículo del fabricante germano.

    Pero el aprovechamiento publicitario de la película no acaba aquí. Por poner un par de ejemplos, y sin contar el merchandising que acompaña a su estreno, la actriz Sarah Jessica Parker ejerce de madrina promocionando HP, que ha invertido millones de dólares en una campaña publicitaria relacionada con Sexo en Nueva York 2. Por su parte, Mercedes ha puesto en marcha también una campaña de imagen relacionada con su presencia en el filme.