El motor de la 'moneda única' se gripa con la crisis europea
El blindaje dispensado por las autoridades europeas y el FMI no ha frenado la 'sangría bajista' del euro, que no se encontraba tan bajo contra el dólar desde marzo de 2009. Su situación no invita al optimismo.
La primera impresión no siempre es la que cuenta. El lunes, pocas horas después del mecanismo articulado por las autoridades europeas, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en defensa del euro, la moneda única lo celebró con una notable subida. A las 10:08 horas, llegó a apreciarse un 2,6 por ciento, hasta los 1,3094 dólares.
¡Salvados!, pudieron pensar los líderes de la eurozona. Nada más lejos de la realidad. Lo comprobaron ese mismo día, cuando el euro cerró en los 1,279 dólares, y lo han seguido observando el resto de la semana. El viernes, sin ir más lejos, marcó su cambio más bajo desde octubre de 2008. Se depreció hasta los 1,236 dólares, que conducen a un descenso del 13,7 por ciento en lo que va de año y del 18,4 por ciento si retrocede hasta finales de noviembre, momento en que escaló hasta los 1,514 dólares.
Todo en contra
En definitiva, y tras la euforia del primer momento, el euro ha sufrido un descenso semanal del 3 por ciento pese al apoyo prestado por el BCE y el FMI. ¿A qué se ha debido esta reacción posterior? En primer lugar, a los continuos matices y aclaraciones lanzados por las autoridades europeas, como si estuvieran acomplejadas o arrepentidas de las decisiones adoptadas. "Se han producido demasiados comentarios desdichados en un mercado bajo mínimos", confirma José Luis Martínez, estratega en España de Citi. Y ese baile declarativo ha tenido al euro como víctima.
Adicionalmente, la reflexión posterior a la celebración inicial ha constatado que varias de las medidas, como la compra de deuda por parte del BCE, contienen la semilla de una mayor depreciación de la moneda única. "Nadie defiende su dinero a base de imprimir montones de billetes y debilitar la disciplina fiscal dentro de la eurozona. Si los políticos europeos y el BCE estuvieran interesados mínimamente en un euro fuerte, implementarían fuertes medidas de austeridad y subirían los tipos", afirma David Karsboel, economista jefe de Saxo Bank, quien pronostica que el euro despedirá 2010 en los 1,22 dólares.
En tercer lugar figura la creencia de que harán falta más esfuerzos fiscales para recuperar la confianza en la región y en el euro. "Los problemas estructurales en los países más débiles de la eurozona permanecen y resulta necesario un profundo trabajo de reparación para restaurar la credibilidad de la situación fiscal de la región", reconoce Azad Zangana, economista para Europa de la gestora de Schroders.
Otro elemento que pesa sobre la divisa europea consiste en que una de las secuelas de la crisis griega y su contagio a otros europaíses es el retraso de la subida de los intereses, puesto que se ralentiza la recuperación en la zona euro. Cuando comenzó 2010, los analistas mencionaban la posibilidad de que el BCE encareciera el precio del dinero, que se encuentra en el 1 por ciento desde mayo de 2009, en la recta final del ejercicio. Ahora no se esperan incrementos hasta 2011, un aplazamiento que también afecta a la divisa.
¿Hacia la paridad?
El pesimista entorno que envuelve al euro se está plasmando en unas previsiones que cada vez lo sitúan más débil contra el dólar. El jueves, el responsable de divisas de Royal Bank of Scotland, Alan Ruskin, comentó que el euro podría terminar el año en los 1,165 dólares. Y fue más allá. Sugirió que el recorte de los déficits públicos dificultará y frenará la recuperación en la región, un escenario ante el que la moneda única "puede bajar hasta la paridad" con el dólar, algo que no ocurre desde 2002.
No es la única entidad financiera que contempla esa posibilidad. En un informe difundido la semana pasada, BNP Paribas pronosticó que la divisa europea podría despedir 2010 en los 1,08 dólares para, posteriormente, continuar descendiendo hasta llegar a la paridad en el primer trimestre de 2011.