Empresas y finanzas

Goldman Sachs guarda las formas pero algunos inversores piden la cabeza de su capitán

  • Las dudas dominaron la junta anual de accionistas
  • Pidieron a Blankefein que "dimitiese con algo de dignidad"


La tensión y los buenos modales reinaron ayer entre los pasillos del 32 Old Strip, en el sur de Manhattan, donde los directivos de Goldman Sachs se enfrentaron a los voraces reclamos de sus inversores durante la celebración anual de su junta de accionistas.

Nada más ocupar el podio, Lloyd Blankfein, el consejero delegado del banco de inversión tuvo que hacer frente a las duras acusaciones de una dulce inversora de avanzada edad que tachó a la cúpula como "un nido de nepotistmo". Mientras tanto una docena de ciudadanos se agolpaban a la puerta del edificio con pancartas al grito de "transparencia" y "terminen de esconder dinero".

"Si Henry Paulson siguiera al mando esto no hubiera ocurrido", dijo la anciana, de nombre Evelyn Y. Davis, en referencia al ex secretario del Tesoro y ex capitán del banco, mientras acusaba a Blankfein de pagar fondos a Harvard para asegurar la admisión de sus hijos, uno de los cuales trabaja para Goldman, o de ser "tonto" por contratar a un antiguo consejero legal del presidente para intentar hacer frente a la demanda de fraude interpuesta por la SEC.

Precisamente, antes del comienzo de la Junta, una accionista del banco aseguró a elEconomista que "no me quedaré satisfecha si Goldman pacta una multa con la SEC, creo que las consecuencias deben ir más allá del dinero". Esta semana los abogados de Goldman se reunieron con la SEC, aparentemente para intentar pactar un posible acurdo sobre la demanda de fraude que pesa sobre la compañía. Algunas fuentes señalan que el banco podría llegar a pagar entre 1.000 y 5.000 millones de dólares para salir impune.

Demandados por fraude

En este sentido, Blankfein explicó que, de momento, "es difícil determinar los efectos de esta demanda sobre el negocio de Goldman". "El negocio se ha mantenido gracias al apoyo de los inversores", añadió.

Blankfein respondió correcto en todo momento e incluso con sentido del humor. Dejó claro que no tiene "intención alguna" de presentar su dimisión. El máximo ejecutivo de Goldman no pudo evitar sonreir cuando uno de sus inversores se levantó y dijo "Blankfein está haciendo un buen trabajo, Goldman Sachs vela por sus accionistas", justo en el momento de votar una de las siete propuestas presentadas. Precisamente esa medida apostaba por la división del papel de consejero delegado y presidente del consejo.

Las cifras volaron como armas arrojadizas: Goldman gastó en lobby un total de 3,7 millones de dólares en 2009, sus empleados donaron 98.400 dólares a los demócratas y 71.000 dólares a los republicanos y desembolsó 593 millones de dólares en facturas legales. Eso sí, la nominación de Lee Scott, capitán de Wal Mart, al consejo de administración levantó pasiones gracias a su buena gestión y transparencia. Finalmente los once nominados al consejo recibieron el favor del 95% de los votos de los accionistas.

El ejecutivo se mostró honesto al asegurar que su compañía necesita "re-examinarse". "Debemos revisar nuestros principios", aseguró. Un día antes,reconoció en una conference call con clientes del banco que "hay que analizar no sólo por qué la gente tiene tantas dudas sobre el banco si no qué hizo la entidad" para llegar a este punto.

Sorprendentemente, uno de los hechos que más escarnio público contra la compañía ha provocado, la compesación de sus ejecutivos, fue respaldada por los inversores presentes en la votación mientras Blankfein dijo que la compañía no elevará su dividendo hasta que las distintas reformas financieras estimen la cantidad de capital que entidades como Goldman deben tener en la recámara.